Nigeria sufre uno de sus peores brotes de cólera en años, con más de 2.300 muertos por posibles casos, mientras el país más poblado de África trataba de hacer frente a varias enfermedades distintas.
El brote de cólera de este año, que tiene una tasa de mortalidad más alta que el de los cuatro años previos, se vio agravado por lo que muchos consideran una prioridad mayor para los gobiernos estatales: la pandemia del COVID-19. Nigeria sufre un repunte de los contagios impulsado por la variante delta y menos del 1% de la población ha completado su vacunación.
Para el 5 de septiembre se habían documentado 69.925 posibles casos de cólera en 25 de los 36 estados del país y en la capital, Abuya, según el Centro Nigeriano de Control de Enfermedades. El grupo más afectado eran los niños de entre 5 y 14 años, con una tasa de mortalidad del 3,3%, más del doble que el 1,3% del COVID-19 en Nigeria.