2. El que les incitó a semejante
desprecio de Dios fué Nebrodes, nieto de Cam, hijo de Noé, un hombre audaz y de
mucha fuerza en los brazos, quien los persuadió de que no adjudicaran a Dios la
causa de su felicidad, porque sólo se la debían a su propio valor.
Paulatinamente convirtió el gobierno en una tiranía, viendo que la única forma
de quitar a los hombres el temor a Dios era el de atarlos cada vez más a su
propia dominación. Afirmó que si Dios se proponía ahogar al mundo de nuevo,
haría construir una torre tan alta que las aguas jamás la alcanzarían, y al
mismo tiempo se vengaría de Dios por haber aniquilado a sus antepasados.
3. La
multitud estuvo dispuesta a seguir los dictados de Nebrodes y a considerar una
cobardía someterse a Dios. Y levantaron la torre; trabajaron sin pausa ni
descanso, y como eran muchos los brazos que intervenían comenzó a levantarse
rápidamente, más rápido de lo que sería de esperar. Pero era tan gruesa y tan
fuerte, que por su gran altura parecía menos de lo que era. Estaba construida
de ladrillos cocidos, unidos con betún para que no pasara el agua. Cuando Dios
los vio trabajar como locos decidió no destruirlos por completo, ya que no
habían aprendido nada de la destrucción de los pecadores anteriores; provocó,
en cambio, la confusión entre ellos haciéndolos hablar en distintas lenguas
para que no se entendieran entre sí. El
lugar donde edificaron la torre se llamó Babilonia, por
la confusión de las lenguas; porque en hebreo babel significa confusión. La
Sibila también hace mención de la torre y de la confusión de las lenguas, al
decir: "Cuando los hombres hablaban todos el mismo idioma algunos de ellos
edificaron una torre de gran altura, como si quisieran por ella ascender al
cielo, pero los dioses enviaron tormentas de viento y derribaron la torre, e
hicieron hablar a cada uno un idioma distinto. Por eso se llamó aquella ciudad
Babilonia". En cuanto a la llanura de Senaar del campo de Babilonia,
Hestieo la nombra al decir que "los sacerdotes que fueron salvados tomaron
los vasos sagrados de Júpiter Enialio y se fueron a Senaar de Babilonia".
