Un palestino penetró en los rieles del tranvía con una furgoneta y cruzó a máxima velocidad frente a la estación de Shimon Hatzadik, muy utilizada por ultraortodoxos para rezar en una conocida tumba judía homónima en Jerusalén Este.
Allí atropelló a un oficial al que mató y a otros tres miembros de una de las decenas de patrullas que el Gobierno israelí ha desplegado en la parte este de la ciudad.
Cuando no pudo avanzar más salió con una barra de hierro y la policía israelí le mató a tiros.
Desde Gaza, el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuri, aplaudió el atentado: “Hamas bendice la valiente operación en Jerusalén y la considera como una reacción normal a los crímenes israelíes en Jerusalén y en la explanada de las mezquitas. Hamas le pide a toda su gente que utilice todos los medios para poner fin a estos crímenes.”
El presidente israelí Benjamin Netanyahu dijo que el atentado era un resultado directo de Abú Mázen, refiriéndose con ese sobrenombre al presidente palestino Mahmud Abás: “El atentado con coche en Jerusalén es un resultado directo de Abú Mázen y la incitación de sus socios de Hamas. Están en una continua batalla por Jerusalén, que no tengo ninguna duda de que vamos a ganar”
El kamikaze fue identificado como Ibrahim Al Akari, de 48 años. Vivía en el campo de refugiados de Shuafat, en Jerusalén Este. Su hermano, que estuvo en la cárcel, fue liberado durante el intercambio por el soldado Gilad Shalit y enviado a Turquía
