La Gracia de Dios (A)

Rom 6:23  Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
La primera parte de este versículo nos dice que cada uno de nosotros ha ganado una sola cosa de la mano de Dios, y ello es la muerte. En lo que respecta a la Santidad y Justicia de Dios, El no nos debe nada sino la muerte. El nos hizo y hemos pecado. Pero la última parte de este versículo nos dice que, a pesar de esto, debido a su amor, Dios nos ha brindado un camino para acercarnos a EL No es porque Dios nos lo debe; es una dádiva, fruto de Su amor. A Adán y Eva se les dio un medio de obrar que de haber tenido éxito hubiera podido agradar a Dios. Pero todos hemos pecado y por lo tanto esta nueva forma de acercamiento que Dios nos brinda no puede estar basada en obras sino en la gracia de Dios.
Jua 3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jua 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Aquí vemos al Dios Trino y Uno con sus brazos abiertos diciéndonos que, aun cuando somos pecadores, hay un camino que El ha provisto a través del cual «todo aquel» que quiera puede venir.
Flp 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
Flp 2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
¿Cómo puede el santo Dios decir «todo aquel» que quiera a los pecadores? Dios no puede simplemente pasar por alto nuestro pecado, porque El es santo. Podemos llegar a través de la gracia, pues Cristo trabajó para nosotros, aun hasta su muerte, sobre la cruz. Véase también Rom. 3:24·26.
Jua 3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Es una dádiva que se nos ofrece pero sólo sobre la base de la obra perfecta de Cristo.
Jua 17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Es una dádiva que se nos ofrece pero sólo sobre la base de la obra perfecta de Cristo.
1Pe 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1Pe 1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
Somos comprados a un precio infinito.
Jua 6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
Cristo tuvo que obrar, pero dado que su obra fue perfecta, podemos ahora acercarnos a Dios sencillamente, por la fe, sin obras.
Jua 3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jua 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
La promesa de Dios es clara: si aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, entonces sobre la base de la obra acabada de Cristo (de la que sólo tomamos posesión por la fe) tenemos de Dios la promesa de una vida eterna.
Jua 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Jua 3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
El castigo decretado por Dios también es claro. Dado que somos pecadores, estamos ya bajo la condenación y la ira de Dios. Si rechazamos la dádiva del Señor, si no aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, seguimos bajo la condenación y la ira de Dios.
Heb 2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron
A Adán se le ordenó obedecer a Dios y pecó. Nosotros todos hemos pecado. Por lo tanto, hemos ganado la muerte espiritual, la física y finalmente la eterna. Ahora, Dios, en su amor, nos ha dado otra oportunidad. Esta no es por obra sino de gracia, de la que podemos participar si aceptamos su dádiva. Si recibimos a Cristo como nuestro Salvador, confiamos sólo en El para nuestra salvación; si creemos en El, aceptamos su obra, reconocemos su muerte por nosotros y entonces tenemos vida eterna. Si rechazamos la provisión amorosa de Dios, quedamos donde estamos: bajo la condenación y la ira de Dios.