Romanos 8:35
Dios no exime a sus hijos de la tribulación. Pero promete: "Con él estaré yo en la angustia", Salmo 91:15.
No importa qué tan reales o intensas sean las dificultades, nada puede separarte de tu relación con Dios.
Antes, "en todas estas cosas somos más que vencedores", Romanos 8:37. Pablo no estaba hablando de situaciones imaginarias, sino de circunstancias que son reales en extremo. Y él afirma que somos “súper
victoriosos” en medio de ellas, no por nuestro propio ingenio ni valor, sino porque ninguna afecta nuestra relación con Dios que es en Jesucristo. Siento compasión del creyente en cuya vida no hay ninguna situación que él considere indeseable.
¿Tribulación...? La tribulación nunca es un acontecimiento agradable, ni muy bienvenido. Pero sin importar cómo sea, agotadora, molesta o que sólo nos cause alguna debilidad, no puede separarnos del amor de Dios. Nunca permitas que las tribulaciones o las preocupaciones de este siglo te impidan recordar que Él te ama (Mateo 13:22). ¿Angustia...? ¿Podrá mantenerse la fe en el amor de Dios, cuando todo lo que nos rodea parece decir que su amor es una mentira y que no existe la justicia? ¿Hambre...?¿Será posible que no sólo creamos en el amor de Dios sino que también somos más que vencedores, incluso cuando estamos padeciendo hambre? O Jesucristo es un engañador y Pablo está engañado, o algo extraordinario le sucede a quien se aferra al amor del Señor cuando las probabilidades están totalmente en su contra. La lógica queda silenciada frente a cada una de estas circunstancias. Una sola realidad puede justificarlo: El amor de Dios que es en Cristo. “De en medio del desastre me levanto”, todas las veces.