Un capitán de la Policía de Gary (Indiana) ha declarado que cree que hay demonios en 'una casa maldita', alquilada por la familia de Latoya Ammons en Carolina Street en noviembre de 2011.
Según afirmaba Latoya, a su familia y a ella les empezaron a ocurrir cosas sobrenaturales tras mudarse a una nueva casa: su hija de 12 años levitaba sobre la cama, había enjambres de moscas en pleno invierno, huellas misteriosas, 'amigos invisibles' y otras cosas más propias de una película de terror.
El caso se hizo famoso después de que publicaran una foto de la casa, en cuyo porche cubierto aparece una 'figura' visible. La foto fue tomada por los funcionarios de la Policía local que aseguran que no había nadie en la casa en ese momento. Aparte de la foto distribuida por el departamento policial, también existe un informe oficial de 800 páginas sobre los extraños sucesos.
Los clarividentes locales, a los que recurrió la mujer, ofrecieron un diagnóstico muy específico: la pequeña casa en la calle Carolina estaba abarrotada de más de 200 demonios, los cuales poseían a los tres niños. "Ammons dijo que los demonios la poseían a ella y a los niños a menudo. Cada vez que sucedía, los pequeños tenían los ojos saltones, una sonrisa malvada cruzaba sus rostros y sus voces se volvían cavernosas", escribe el periódico local 'Indy Star'.
Entre los que creen en la historia sobrenatural figuran los asistentes sociales, el sacerdote católico Michael Maginot, los funcionarios de policía y el capitán de este cuerpo Charles Austin. Este último, un oficial con 36 años de experiencia, al principio se mostró escéptico considerando la historia "un cuento elaborado". Sin embargo, cambió su opinión tras visitar la casa y entrevistar a los testigos.
A pesar de la histeria en torno a la 'casa encantada', el médico de la familia indicó tras visitarla que Latoya Ammons mostraba una "conducta delirante", tenía "alucinaciones y delirios sobre fantasmas en su hogar". Además, un testigo anónimo dijo que los niños "actuaban" bajo las órdenes de su madre, quien los animaba a una conducta rara.
Los Ammons se mudaron de la casa y los niños fueron internados en una clínica. Ahora la familia, reunida de nuevo, vive al parecer felizmente en una nueva casa sin demonios ni fantasmas.
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