Al menos 39 personas mueren en tres ataques ocurridos durante la «Ashura»

El terror no faltó a su cita con la «Ashura» en Irak, donde al menos 39 personas perdieron la vida por varios atentados de Al Qaida. Las fuertes medidas de seguridad desplegadas no fueron suficientes para frenar los ataques durante la cita religiosa más importante de la secta chií del islam —a la que pertenece aproximadamente el 15% de los musulmanes del mundo—, en la que se conmemora el martirio de Husein, nieto de Mahoma y tercero de sus doce imanes, hace 1.300 años.

Un terrorista lanzó un ataque suicida en medio de una procesión en la provincia de Diyalay mató a 30 personas. Fue la acción más sangrienta, ocurrida pocas horas después de la explosión de dos artefactos de forma simultánea en Hafriyah, ciudad situada 50 kilómetros al sur de Bagdad, donde murieron al menos nueve personas. La víspera de la celebración hubo otros 19 muertos en el país por diferentes ataques contra los preparativos de la «Ashura».

Diez años después de la invasión liderada por Estados Unidos, Irak sigue desangrándose y el día grande del chiismo es empleado por los grupos radicales suníes para proseguir con su oleada de ataques. La herida interna abierta entre las dos grandes sectas del islam ha devuelto al país «a las puertas de la guerra sectaria», advierte el Ministerio de Interior iraquí. El mes de octubre dejó 979 muertos y miles de heridos, según cifras de la ONU. El repunte de violencia empezó en marzo, con el décimo aniversario de la invasión, y las cifras actuales —con más de 6.500 muertos en estos once meses— no se registraban desde abril de 2008.

La mayor parte de los ataques tienen como objetivo a la población chií, que representa entre el 60 y 65% de los iraquíes. Estos llevan la firma del Estado Islámico de Irak, brazo de Al Qaida en el país árabe que se ha visto reforzado con la guerra en Siria, donde comparte protagonismo en la insurgencia con el Frente Al Nusra.

Millones de peregrinos
Durante las celebraciones de la Ashura, la gente viste de negro riguroso y se pega golpes en el pecho en señal de dolor mientras reza por Husein. Algunas procesiones cuentan con fieles que se fustigan la espalda con látigos y se hacen cortes en la cabeza con espadas muy afiladas para emular el dolor sufrido por su imam. El martirio de Husein a manos de las huestes de Yazid I agrandó el cisma en el mundo musulmán abierto tras la muerte de Mahoma y supuso la separación definitiva entre chiíes, seguidores de Alí, yerno de Mahoma, y los suníes, que optaron por Abu Bakr y el califato.
ABC