El Papa Francisco ha destacado la importancia de dialogar sobre la Reforma protestante y sus consecuencias, durante su audiencia con la delegación de la Federación Luterana Mundial y los representantes de la Comisión para la Unidad luterana-católica de este lunes en el Palacio Apostólico Vaticano.
Así, ha destacado que en el marco del quinto centenario de la Reforma ha sido publicado un texto de la Comisión por la unidad luterano-católica titulado 'Del conflicto a la comunión. La interpretación luterano-católica de la Reforma en 2017' y ha apuntado que "de verdad es importante para todos el esfuerzo de dialogar sobre la realidad histórica de la Reforma, sobre las consecuencias y sobre las respuestas".
"Católicos y luteranos pueden pedir perdón por el mal cometido los unos a los otros y por las culpas cometidas delante de Dios y juntos alegrarse por la nostalgia de unidad que el Señor ha despertado en los corazones y que hace mirar hacia adelante con esperanza", ha señalado.
Además, ha destacado "los numerosos pasos de las relaciones entre luteranos y católicos" de las últimas décadas "no sólo en el diálogo teológico" sino también a través de la "colaboración fraterna en múltiples ámbitos pastorales y, sobre todo, en el compromiso por progresar en el ecumenismo espiritual".
En esta línea, el Pontífice ha precisado que el ecumenismo espiritual "constituye en cierto sentido el alma del camino hacia la plena comunión" y ha agregado que será posible en la medida en que se invoque con humildad "el don de la unidad".
Por todo ello, el Papa ha animado a continuar en este camino de diálogo y comunión abordando las cuestiones fundamentales así como "las divergencias que surgen en el campo antropológico y ético" y ha advertido de que las dificultades que surgirán "requerirán aún paciencia, diálogo y comprensión recíproca" por lo que ha alentado a no tener miedo.
Finalmente, ha recordado las palabras de Benedicto XVI sobre la unidad que "no es fruto del esfuerzo de cada uno, sino la acción del Espíritu Santo" y ha subrayado que espera que "la oración fiel y constante de las comunidades pueda sostener el diálogo teológico, la renovación de la vida y la conversión de los corazones" para caminar con la ayuda de Dios hacia el deseo de Jesucristo: "que todos sean uno".