Con los primeros minutos de la entrada en vigor del alto el fuego entre Líbano y la ocupación israelí, la población del sur, la Bekaa y el suburbio sur de Beirut comenzó a regresar a sus ciudades.
Con sonrisas en sus rostros y carteles de victoria levantados ante las cámaras, se vio al pueblo libanés regresar a sus hogares con sus pertenencias y una determinación inquebrantable. Las carreteras, una vez desiertas y marcadas por las cicatrices de la guerra, ahora están llenas de sonidos de bocinas y voces alegres que celebran el final de otro capítulo más de la brutalidad israelí.