El ministro del interior de Estonia, Lauri Laanemets, ha presentado al Parlamento una propuesta para reconocer a la Iglesia ortodoxa rusa como organización terrorista, con vistas a prohibir su actividad en el país, según lo reveló este jueves el alto funcionario al canal televisivo ERR.
"Dado todo el contexto, como ministro del Interior, no puedo hacer otra cosa que proponer al Parlamento que declare al Patriarcado de Moscú terrorista y que apoya el terrorismo en sus actividades", afirmó el alto funcionario estonio. "Esto no afecta a las congregaciones, no significa que se cierren las iglesias, pero sí que se cortan los lazos con Moscú", agregó.
Además, Laanemets argumentó que la Iglesia ortodoxa rusa y su cabeza, el patriarca Kirill, "no son diferentes de los terroristas islámicos", que luchan contra el mundo y los valores occidentales.
El ministro estonio hizo estas declaraciones, después de que, a finales de marzo, el Patriarcado de Moscú publicara un documento en el que se afirma que la operación militar especial "es, desde un punto de vista espiritual y moral, una Guerra Santa en la que Rusia y su pueblo" protegen al mundo "del ataque del globalismo y de la victoria de Occidente, que ha caído en el satanismo".
Por su parte, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, tildó de "mentalmente enfermizas" las declaraciones del ministro estonio. "Todos los signos de enfermedad mental son evidentes. Pero su lógica también tiene problemas: ¿con quién cree que se comunicará el papa, con los terroristas?", expresó la diplomática a Izvestia.
Asimismo, el jefe del departamento sinodal del Patriarcado de Moscú para las relaciones entre la Iglesia y la sociedad y los medios de comunicación, Vladímir Legoida, comentó que las palabras de Laanemets representan un "teatro del absurdo".
"Es obvio para cualquier persona cuerda que el Patriarcado de Moscú no está implicado en actividades terroristas", comunicó Legoida. "Esta afirmación es, simplemente, un teatro del absurdo, en el que los políticos estonios interpretan papeles, probablemente, intentando despertar la simpatía del propietario de esta institución. La lucha contra la Iglesia rusa y la cultura rusa se ha convertido en una especie de droga mental que intentan suministrar al votante estonio para hacerle olvidar los problemas reales", agregó.