La Dirección de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear de Noruega informó esta semana que detectó niveles muy bajos de yodo radiactivo (l-131) en una estación de filtrado de aire en Tromso a finales de marzo. La agencia no está segura de dónde proviene la radiactividad, pero afirmó que no hay peligro para las personas ni para el medioambiente. También señaló que en el país existen varias estaciones de medición que se controlan continuamente para poder detectar la radiactividad en el aire.
Bredo Moller, ingeniero en la Dirección de Vigilancia Aérea, comentó a medios locales que, aunque esta situación no es inusual, es la primera vez que lo demuestran este año. Asimismo, subrayó que es la primera vez que se detecta algo así en la estación de Tromso, que se instaló en 2023. "Es parte de nuestro seguimiento regular. Preferiríamos reaccionar si no hubiéramos visto nada de esto durante todo un año", indicó.
Moller expuso que están trabajando para descubrir de dónde proviene. El ingeniero manifestó que el hecho de encontrar una sustancia radiactiva indica que no ha habido ningún accidente en una central nuclear o similar y sugirió que el hospital universitario del norte del país, que utiliza esta sustancia para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, podría ser la fuente. "Hemos observado un poco las previsiones meteorológicas y también estamos en contacto con otros países nórdicos que realizan el mismo tipo de seguimiento", comentó Moller.
El profesor Reidar Tronnes explicó a los medios que el yodo natural tiene 53 protones en el núcleo y 74 neutrones (para un total de 127 partículas nucleares), pero su isótopo radiactivo, I-131, tiene 4 neutrones de más en su núcleo. El yodo es un nutriente importante que se acumula en la glándula tiroides del cuerpo. La absorción de yodo radiactivo aumenta el riesgo de cáncer.