El papa Francisco aboga por prohibir la gestación subrogada

El papa Francisco pidió una prohibición universal de la "deplorable" práctica de la gestación subrogada durante su discurso anual de presentación de felicitaciones de Nuevo Año, ofrecido este lunes a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. El pontífice señaló que esta práctica "ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre".
Asimismo, al referirse a las actuales amenazas a la paz, expresó que el camino hacia esta "exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial". "Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato", subrayó.
La gestación subrogada, también conocida como vientre de alquiler, consiste en la implantación de un embrión en una mujer que gesta al bebé, el cual después del parto es entregado a una pareja o individuo. Es posible que se realice de múltiples maneras. Los dos gametos (el óvulo y los espermatozoides) pueden provenir de quienes posteriormente se quedarán con el bebé; uno de los dos proporciona un gameto y el otro proviene de un donante; los dos proceden de donantes; o, incluso, uno de ellos puede pertenecer a la madre gestante.
Del mismo modo, el jefe de la Iglesia católica lamentó la creciente difusión, fundamentalmente en Occidente, "de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa compasión, descarta a los niños, los ancianos y los enfermos", y enfatizó que, "en cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y tutelada".
Asimismo, Francisco defendió que la ideología de género resulta un tipo de "colonización ideológica" que provoca "heridas y divisiones entre los Estados, en lugar de favorecer la construcción de la paz".
"Desgraciadamente, los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente [en la Declaración Universal de los Derechos Humanos] y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos".