Las políticas de China centradas en dirigir sus esfuerzos económicos a la manufactura podrían provocar una nueva guerra comercial con EE.UU., Europa y otros países, según advirtieron analistas citados por Bloomberg.
El enfoque manufacturero de la Administración del presidente Xi Jinping está impulsado por una combinación de objetivos tanto económicos como de seguridad y estabilidad social, en un contexto de desaceleración del crecimiento por problemas en la economía, efectos persistentes de la pandemia de covid-19 y crisis del sector inmobiliario, así como también de restricciones estadounidenses a los chips de alta gama.
La inversión general en el sector manufacturero chino aumentó un 6,3 % interanual en los primeros nueve meses de 2023 y un 11,3 % en la fabricación de alta tecnología. Asimismo, el gigante asiático logró el superávit de productos manufacturados, que ha alcanzado alrededor del 2 % del PIB mundial, un nivel registrado por última vez en EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial.
Se estima que cerca del 45 % de las manufacturas chinas se exporta, desde automóviles hasta lavadoras, ya que la demanda interna no puede seguir al ritmo de producción. "China quiere ser el Amazon de los países: Amazon es la tienda de todo, China quiere ser el país que 'hace de todo'", dijo Damien Ma, del grupo de expertos estadounidenses Macropolo.
Si bien la orientación económica ha ayudado a Pekín a evitar una recesión similar a la que sufrió EE.UU. luego de su propio colapso del mercado inmobiliario en 2008, se corre el riesgo de crear desequilibrios en la producción global que podrían conducir a una escalada de tensiones comerciales con otros países, advierten los analistas.
En ese sentido, la estrategia china de "modernización industrial" está restringiendo las importaciones de países como Alemania, Corea del Sur y Japón, que solían proporcionar a las fábricas chinas componentes de alta tecnología y tenían superávits comerciales con Pekín, señala la agencia.
"El elemento positivo de esto es que habrá algunas historias de éxito tecnológico. Eso es bueno [...] El problema es que se plantea un gran interrogante sobre cuánto aguantará el resto del mundo los crecientes superávits comerciales chinos. Y ya se están empezando a ver algunas reacciones proteccionistas", manifestó Arthur Kroeber, jefe de investigación de la consultora económica Gavekal Dragonomics.