Razones por las que las tropas de EEUU deben retirarse de Irak y Siria

La presencia militar de Washington en esos países no contribuye a la paz en Oriente Medio, pero no solo eso: también convierte a los soldados estadounidenses en objeto de ataques, concluyó un nuevo informe del Quincy Institute for Responsible Statecraft.
Las fuerzas estadounidenses desplegadas en esta región del mundo han sido atacadas 73 veces desde el 17 de octubre, según la prensa del país norteamericano, y el número ha aumentado a raíz de la escalada del conflicto palestino-israelí que comenzó el pasado 7 de octubre.
El secretario general de Hizbulá, Sayyed Hassan Nasrallah, insinuó en su declaración a principios de noviembre que los ataques contra activos y personal estadounidenses desde Yemen, Irak y otros lugares están relacionados con el apoyo de Washington a Israel y con la concentración militar estadounidense sin precedentes en la región.
"A los estadounidenses les digo: si quieren que se detengan los frentes secundarios, deben cesar la agresión en Gaza", subrayó el líder de Hizbulá el 11 de noviembre.
"Las repercusiones regionales de la guerra entre Israel y Gaza demuestran por qué la Casa Blanca debería eliminar, no reforzar, la obsoleta e innecesariamente provocadora presencia de tropas estadounidenses en Siria e Irak", observó el académico de la Universidad de Texas, Jason Brownlee, en su artículo para el sitio web del Quincy Institute of Responsible Statecraft.
Para Brownlee, es hora de que el presidente Joe Biden vuelva a desplegar las fuerzas estadounidenses en una posición más segura en alta mar. El académico cita cuatro razones.
En primer lugar, la presencia militar estadounidense en Siria e Irak brinda una oportunidad para que las milicias chiítas aliadas con Irán influyan en la estrategia nacional estadounidense, atacando a los soldados en la región, según el experto.
Brownlee también hizo énfasis en que unos 900 soldados estadounidenses en Siria y 2.500 en Irak "han sido atacados" por las milicias locales desde el 17 de octubre. Estos ataques han provocado "aproximadamente 62 heridos entre el personal estadounidense", según la subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh.
Al mismo tiempo, si uno cree que estos despliegues militares "frenan la influencia iraní" en Siria e Irak, está equivocado, dijo el académico, refiriéndose a numerosos carteles que muestran al comandante de las fuerzas especiales iraníes, Qasem Soleimani (asesinado en un ataque con drones dirigido por Estados Unidos el 3 de enero de 2020, en Bagdad), en todo Irak y al primer ministro iraquí Mohammed Shia' Al Sudani, que tiene estrechos vínculos con Teherán.
En segundo lugar, el prolongado despliegue militar estadounidense conlleva el riesgo de una posible conflagración entre Estados Unidos e Irán que sería mucho más peligrosa y de mayores proporciones que el conflicto en Gaza. 
En tercer lugar, si las instalaciones militares estadounidenses en Siria e Irak todavía están destinadas a combatir los restos del Estado Islámico*, la Casa Blanca debería ceder esta tarea a las milicias regionales, argumentó Brownlee. Según él, los locales harían el trabajo mucho más rápido. Para probar su tesis, el académico se refirió a Afganistán, donde las fuerzas militares estadounidenses salieron apresuradamente en agosto de 2021.
Contrariamente a los sombríos pronósticos de que Afganistán se vería arrastrado a la inestabilidad y un baño de sangre después de la toma de poder de los talibanes, "la violencia política en Afganistán se desplomó en un 80% en el primer año después de que las fuerzas estadounidenses se marcharan", señaló el académico. Además, los talibanes lograron frenar la amenaza que representaba la filial local del Estado Islámico*, "consiguiendo en cuestión de meses lo que el Pentágono y la CIA intentaban conseguir desde 2015", subrayó.
En cuarto lugar, aquellos que creen que la retirada militar estadounidense de la región aumentará el peligro para Washington, parecen estar equivocados, continuó el académico.
Y que Brownlee señala que, cuando estalló la escalada del conflicto entre Israel y Palestina el 7 de octubre, él estaba terminando su viaje por "las zonas que alguna vez fueron las más mortíferas de las recientes guerras de Estados Unidos", como las provincias de Kabul, Kandahar y Helmand en Afganistán, además de las ciudades de Bagdad, Faluya, Ramadi y Mosul en Irak.
"Atravesé decenas de puestos de control talibanes y del Gobierno iraquí mientras recorría ciudades y zonas rurales sin ninguna sensación de amenaza por parte de funcionarios o terroristas", dijo. "La seguridad física que experimenté en ambos países disipa el temor más común sobre la retirada de las tropas estadounidenses".
Dado todo lo anterior, Washington necesita poner fin a su presencia innecesaria en los dos estados de Oriente Medio, lo que al mismo tiempo permitiría "una política exterior estadounidense más ágil", concluyó Brownlee.