Estaban y los otros helenistas


1. Los helenistas de la iglesia de Jerusalén

Casi desde los primeros días la comunidad cristiana se comprendía de dos grupos, Lucas los describe como Hebreos y Helenistas. Él los presenta de repente en Act_6:1, sin explicación de quienes eran: quizás lo da por hecho que sus lectores están familiarizados con los términos. Está claro que en la sección de su comienzo narrativo de Hch_6:1 Lucas dibuja sobre una reciente fuente; se mueve desde la sección precedente mediante la fórmula: „entonces en aquellos días cuando los discípulos se multiplicaban...” Por eso él estuviera reproduciendo la terminología de su fuente.

Los hebreos y helenistas en la iglesia de Jerusalén, así Lucas, comenzaron a quejarse por la distribución diaria que se realizaba a sus viudas (y otras personas necesitadas) de los fondos comunes. Por instancia de los apóstoles se designaron a siete hombres para hacerse cargo de la distribución y la observación de un reparto equitativo - septem uiri mensis ordinandis1 , de los que Esteban fue uno. Pero está claro que esta no fue su única tarea - quizás ni su más importante tarea. Sus nombres son todos griegos2, y probablemente eran líderes de la sección griega en la iglesia. Este grupo se dedicaba primordialmente en la propagación del mensaje cristiano por toda Judea y las regiones colindantes; esto posiblemente lanzó la misión entre los gentiles, y en particular serían responsables de la fundación de la iglesia siria en Antioquía. La fuente helenista que sigue Lucas en Hechos 6, 7 y 83 y que vuelve a retomar en Hch_11:19, podría bien ser una fuente de Antioquía.

Pero ¿quiénes son estos helenistas?

La denominación ha de ser probablemente entendida en un sentido cultural y especialmente lingüístico: es decir, helenistas eran judíos de habla griega. Los griegos de Antioquía y Alejandría y de otras partes de la diáspora occidental habían estado hablando el griego desde generaciones4; pero no únicamente eso, la presencia de judíos greco parlantes en la misma Palestina está confirmada por los pápiros de Zenon, desde el segundo reino de los Ptolomeos (285-246 a.C.)5.

En Palestina habrían muchos judíos bilingües, que hablaban igual arameo como griego. ¿Qué entonces determinaba si un judío era  hebreo o helenista? C.F. Moule ha propuesto que los helenistas eran judíos que hablaban únicamente el Griego, los hebreos serían judíos que hablasen o únicamente arameo o (como Pablo y muchos otros) hablasen ambos lenguajes, arameo y griego6. (En el NT „hebreo” es usado en sentido lingüístico para incluir el arameo.)7 Quizás el criterio decisivo fue la pertenencia a una sinagoga en la que el culto se realizaba en hebreo o en una en la cual la lectura de la Escritura, las oraciones y las bendiciones eran recitadas y el sermón predicado en griego. Tal sinagoga sería una como es descrita en Jerusalén en Hch_6:9 como una „sinagoga de los libertinos - ambos los cirineos y los alejandrinos y aquellos de Cilicia y Asia”8. Esta era una sinagoga atendida por Esteban, cuyas intervenciones les sonaban tan subversivas que a causa de sus convicciones le condujeron ante el Concilio acusándole de blasfemias y de dispersar a sus compañeros helenistas quienes se consideraban compartir sus creencias.

Únicamente Esteban y Felipe son de los siete diáconos los dos de los que disponemos de alguna información más detallada. Ireneo dice de Nicolás el prosélito de Antioquía9, ser el fundador epónimo y maestro de los nicolaítas10, quienes son condenados en dos de las siete cartas en el Apocalipsis por permitir la práctica de fornicación y el comer carne ofrecida a los ídolos (Apo_2:6; Apo_2:15). Por otro lado estos desconocidos nicolaítas podrían ser antónimos libertinos, o simplemente declinaron sujetarse al decreto de Jerusalén de Hch_15:28 ss..11 En este último caso podrían ciertamente ser denominados según el tal Nicolás de Hch_6:5, por desvincularse de las leyes y costumbres tradicionales judías lo que parece caracterizar el grupo al que pertenecía.12

2. Esteban y su enseñanza.

En la sinagoga helenista a la que él asistía en Jerusalén, Esteban propuso una interpretación del camino mucho más radical que la linea sostenida, y enseñado por los doce, especialmente con referencia al templo y de todo lo que este representaba. Un debate público fue concertado en el que Esteban defendería su posición con argumentos contundentes. Pero lo fuerte que eran sus argumentos, sonaron como una amenaza contra la santidad del templo como también contra la permanente validez de toda la ley ancestral de Israel. Esteban defendía que la venida de Jesús implicaba la abolición de las costumbres mosaicas y el cese del sacrificio cúltico. Esto se consideraba como blasfemia contra Moisés y contra Dios mismo, y por este grave cargo Esteban estaba acusado frente al Sanedrín.

En el momento en que Judea se convirtió en provincia romana en el año 6, la jurisdicción capital estaba reservada al gobernador romano13; pero en un ámbito, ofensas contra la santidad del Templo (por hechos o palabras) el sanedrín estaba capacitado para pronunciar y ejecutar la sentencia de muerte14. Debería recordarse que cuando Jesús fue llevado ante la misma corte, se pretendió acusarle de haber hablado contra el templo: „Yo destruiré este templo que está hecho por manos de hombre...” (Mar_14:57 s.). Este episodio del relato de Marcos de la prueba a la que se sometió a Jesús no se reproduce en Lucas; Lucas tiene la costumbre de omitir ciertos acontecimientos que propone desarrollar en Hechos.

Si hubiese sido exitoso el intento de acusar a Jesús, presumiblemente habría sido innecesario llevar este caso ante Pilato. Tal como fue, el intento falló, pero la persecución de Esteban en lo que esencialmente fue la misma acusación tuvo más éxito. No podría haber sido mejor de otra manera. Cuando la acusación fue establecida - „Le hemos escuchado decir que este Jesús de Nazaret destruirá este lugar (el templo) y cambiará las costumbres que Moisés nos dio” (Hch_6:14) - y Esteban fue solicitado a responder, su respuesta tomó forma de una detallada declaración de los argumentos que le habían llevado a su acusación.

La respuesta de Esteban no es un epítome de la propia opinión de Lucas: En sus dos obras Lucas revela una actitud mucho más positiva respecto al templo que Esteban15.

El argumento de Esteban toma un aspecto de retrospectiva de la historia del pueblo de Dios. A través de su historia, la presencia divina nunca estuvo limitada a un punto concreto ni siquiera a un país: Dios se reveló a sí mismo a Abraham en Mesopotamia, estuvo con José en Egipto, dio sus palabras de vida a Moisés en el desierto del Sinaí (Hch_7:2, Hch_7:9, Hch_7:38). La nación de Israel siempre se mostró hostil contra los mensajeros de Dios - contra José, Moisés, contra los profetas, y más recientemente contra „el Justo”16 cuya venida habían anunciado los profetas (Hch_7:52). El cargo de blasfemia contra Moisés y contra Dios vino malamente de los descendientes de aquellos quienes durante la vagancia por el desierto repudiaron el liderazgo de Moisés y abandonaron la adoración del Dios verdadero por la idolatría.

Respecto al templo, Esteban dice que un edificio de piedra fijo no era una reliquia adecuada para un pueblo peregrino, como Israel pretendía ser. El tabernáculo móvil en los días del  desierto era más adecuado, de hecho todo lo necesario para una adoración pura estaba disponible para el pueblo en el desierto, mucho antes que entraran en la tierra santa. Incluso cuando entraron en la tierra, sirvió „la tienda del testimonio” hecha conforma a los patrones divinos17, continuaba siendo útil al servicio al Dios de sus padres hasta que „Salomón edificó una casa para Él” (Hch_7:44-47). La acción de Salomón es despreciada: „El altísimo no mora en casas hechas con  manos” Hch_7:48. Por eso, el anuncio de la superación o la destrucción del templo no conllevaba la blasfemia o sacrilegio contra Dios, puesto que Dios es independiente a cualquier templo.

Los argumentos de Esteban no fueron aceptados; su „defensa” únicamente sirvió  para confirmar los cargos que se habían presentado en su contra, de esta manera, conforme a la ley judía por blasfemia fue condenado y ejecutado por apedreamiento18.

No encontraremos nada tan radical en ninguna parte del NT. Esta fue una base común para la mayoría de los primeros cristianos primitivos (estos podían  ciertamente tomar las palabras de Jesús como un precedente)19 el que el orden del templo haya sido superado por algo mejor - un templo espiritual con sacerdocio espiritual y sacrificios espirituales20 pero la idea que el templo fuera desde el principio un error no encuentra ninguna paralela en el NT. Lo más que nos podemos acercar a Esteban, en tanto a lo que concierne a los escritos del NT, es en las epístola a los Hebreos, pero el escritor de Hebreos sencillamente ignora el templo y extrae sus analogías de las descripciones  del tabernáculo en el desierto y sus cultos21.

Se han realizado intentos para hallar analogías  por la posición de Esteban entre los samaritanos22, la comunidad de Qumran23, o los Ebionitas24. Los samaritanos en principio no estaban contra el templo: ellos tenían rechazaban el templo de Jerusalén porque creían que el monte sagrado de Gerizín era el lugar divinamente señalado para el santuario del Dios de Israel25. Los hombres de Qumran evitaban el Templo de Jerusalén mientras estaba dominado por el sumo sacerdocio que ellos consideraban era ilegítimo; pero esperaban el restablecimiento de los sacrificios aceptables en un templo purificado bajo un sacerdocio digno - mientras tanto su propia comunidad servía como santuario espiritual con su concilio interno como lugar santísimo26. La actitud negativa frente al templo  de los Ebonitas, fue probablemente el razonamiento de su destrucción en el año 70; Jacobo el Justo, cuya memoria ellos reverenciaban, era un asiduo visitante del templo durante su vida, mientras todavía existía27.

Es mejor recordar el discurso de Esteban como un manifiesto del grupo que éste lideraba - un grupo de helenistas que se distinguían de los helenistas judíos por creer en Jesús como el Mesías o Hijo de Dios, y al mismo tiempo se distinguían de los otros creyentes en Jesús por su permanencia radical en la relación hacia las costumbres ancestrales y el servicio en el templo. Esta postura radical, se pueden encontrar precedentes en algunos de los grandes profetas de Israel, no desapareció con la muerte de Esteban: reconoceremos un testimonios posterior en un documento de los cristianos alejandrinos - la carta de Bernabé28.

Si aquellos quienes sostuvieron esta posición radical fueron llamados helenistas por sus hermanos más conservadores, el término, en sentido de „helenizantes”, con un tono de menosprecio (tal como Marcel Simon ha sugerido)29, podría tener un aspecto teológico, cultural como también lingüístico.

Rudolf Bultmann, sosteniendo que el kerigma primitivo fue transmitido a Pablo a través de congregaciones de cristianos helenistas, dedicó el tercer capítulo de su libro „Theology of the New Testament” (comprendido de más de cien páginas) al debate sobre el cristianismo helenista, en todas sus variantes, y mediante un preámbulo da una completa exposición de la teología paulina (ésta como contraste con únicamente 30 páginas dedicadas al mensaje de Jesús)30.En el caso de disponer realmente tanta información sobre la cristiandad prepaulina como el espacio dedicado por Bultmann esto supondría que nos deberíamos congratular; temo, que T.W. Manson estuvo en lo cierto al describir esas 100 páginas y más como „ocupadas con relatos imaginarios de la teología de comunidades helenistas anónimas o desconocidas”31.

3. La dispersión helenista

La ejecución de Esteban, según Lucas fue la señal para una campaña de represión contra los discípulos de Jesús en Jerusalén y Judea. El estudio meticuloso del informe de Lucas sugiere que los helenistas eran escogidos para atacarles concentradamente - no inesperadamente, para los visitantes regulares del templo como los doce y sus seguidores no fuesen asociados públicamente con una fracción anti-templo. Si en el mismo tiempo estos helenistas predicaban una forma del evangelio libre de las leyes, esto les tornaría a ser más despreciables defendiendo las leyes de Moisés. Los doce y sus seguidores (sin mencionar aquellos quienes en periodo de pocos años hallarían en Jacobo el Justo a su líder natural) podrían ansiosamente haber deseado distanciarse de un grupo subversivo.

Un resultado de esta campaña de represión fue que la iglesia de Jerusalén se convirtió predominantemente hebrea, con algunas excepciones como Bernabé el chipriota y otros hombres de Chipre, Mnason, quien fue uno de los fundadores de la iglesia de Jerusalén y todavía seguía teniendo su residencia allí cerca de un cuarto de siglo mas tarde (Hch_21:16). Otro resultado, incluso más importante fue que los helenistas dispersos propagaron el evangelio mucho más allá - hacia el Norte hasta lo que es Antioquía y probablemente hacia el Sur y Sur-Oeste hasta Alejandría y Cirene.

Felipe, quien evidentemente sería, en sucesión de Esteban, el líder de los siete, lanzó una misión en Samaria. Los helenistas y los samaritanos no pueden ser equiparados, pero la predicación de Felipe se mostró atrayente a muchos oyentes samaritanos. El mismo tomó al guru samaritano Simón a su lado - Simón el Mago de tradición cristiana - presumiblemente con sus seguidores.

Arnold Ehrhardt encuentra incluso en el informe sobre el adjuntamiento de Simón a Felipe (Hch_8:12 s.) evidencias de la incorporación a la comunidad del evangelio de una secta gnóstica pre cristiana. 32Para estar seguro, Dr. Ehrhardt pensaba que el evangelio de Felipe era incompleto según el estándar de Jerusalén, en el cual no enseñaba la recepción del Espíritu Santo mediante el bautismo. Esto se deduce del hecho que todos los samaritanos convertidos mediante Felipe, incluyendo a Simón fueron „bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch_8:16), estos no recibieron el Espíritu hasta que Pedro y Juan, representantes de los doce, llegaron de Jerusalén y les impusieron las manos.33 Pero no es verdaderamente implícito en Lucas que la predicación de Felipe, o de los siete en general fuese deficiente en la manera que Dr. Ehrhardt los supone. En todo momento Lucas describe a los siete como hombres llenos del Espíritu, destacando Esteban (Hch_6:3, Hch_6:5).

Simón el mago, por ser que no tenía dificultad en adherirse a Felipe, éste es repudiado por Pedro y Juan, y en la sucesión apostólica de generaciones postreras. En la literatura cristiana posterior figura como el padre de todas las herejías y como un aguijón al lado de  los apóstoles, especialmente para Pedro. Es difícil decir cual fue precisamente la naturaleza de la doctrina de Simón que atrajo huestes de devotos quienes aclamaban en él „el poder de Dios el cual es llamado grande”.34 Parece que enseñaba „un esquema sincretista con unos cuantos injertos de elementos cristianos”35 - se podría decir que era una especie de gnosticismo incipiente. Como sea parece que el evangelio predicado por Felipe (y hemos de suponer que así también es de sus compañeros helenistas) era más comprensible que el de los doce. El cristianismo primitivo era más variado de lo que comúnmente se reconoce.

En el relato de Lucas, Felipe se traslada de Samaria a las inmediaciones de Gaza, donde eficazmente „predica a Jesucristo” a un oficial de Meroe en Nubia, hombre temeroso de Dios, que regresaba a su casa del peregrinaje a Jerusalén (Hch_8:26-39). Después Felipe se dirige hacia el Norte a lo largo del camino costero hasta llegar a Cesarea (Hch_8:40), y allí le volvemos a encontrar veinte años más tarde con sus cuatro hijas profetisas (Hch_21:8 ss.). Cesarea es ahora el centro del cristianismo helenista de Judea, como mínimo hasta que se producen los problemas del año 66, cuando entonces algunos de los cristianos líderes de Cesarea emigran a la provincia de Asia.36

4. La iglesia de Antioquía

La fuente de Antioquía para Lucas dirige su atención hacia Antioquía de Siria, que fue evangelizada por refugiados desconocidos de la persecución en Judea que siguió a la muerte de Esteban.  Según Lucas, cuando estos llegaron a Antioquía sólo predicaron a sus compañeros helenistas - que eran judíos de habla griega como ellos mismos - pero algunos de ellos, cuyas raíces eran de Chipre y de Cirene, comenzaron a contar la historia también a paganos greco parlantes.37 Este fue el comienzo de una misión entre los gentiles a grande escala. El desarrollo de Antioquía podría muy bien ser paralelo como en otros lugares de los que no disponemos de informes comparables.

En Antioquía se juntaron diferentes ramas de la iglesia primitiva, Bernabé el Chipriota, quien disfrutaba de la confianza de los líderes de Jerusalén, fue enviado por ellos para supervisar y dirigir el progreso cristiano en Antioquía; se juntó más tarde por un breve tiempo con Pablo de Tarso, y más adelante también Pedro visitó Antioquía. Así Antioquía se convirtió en un centro desde el que varias comprensiones del cristianismo radiaron en multitud de direcciones por el mundo gentil. C. K. Barrett ha atraído la atención a, por lo menos, tres ramificaciones de cristianismo gentil, asunto que los Hechos ayudan a distinguir: una que retrocede hasta Esteban y sus compañeros, otra que indica hacia Pedro para su liderazgo, y por supuesto „la radica” (mejor dicho el convertido conservativo) misión del mismo Pablo”. Cuando con la caída de Jerusalén „los cristianos gentiles y tenían que ponerse sobre sus propios pies” se abrieron nuevos caminos, para los grupos competidores era necesario „ponerse de acuerdo los unos con los otros”; y según el Profesor Barrett los Hechos pueden entenderse mejor como „un monumento de este proceso”38. En lo presente es importante anotar que estas tres ramas estaban representadas en una fecha temprana en Antioquía.

5. La epístola de „Bernabé”

Lo que sucedió en Antioquía sin duda sucedió también en Alejandría de Egipto, pero los comienzos del cristianismo alejandrino están desafortunadamente completamente indocumentados. Alejandría desde su fundación en 331 a.C. No fue solamente el centro principal de la cultura helenista, sino que también el hogar de la comunidad más ilustre de los judíos dispersos. Hacia en fin del segundo siglo estaba allí la sede del movimiento intelectual más destacado del mundo cristiano. Pero sobre el entorno en el que este movimiento recibe sus primeros impulsos estamos escasamente informados.

El canon del NT incluye probablemente un documento alejandrino en el caso, tal como lo creo, de que la carta enviada a los Hebreos fuera remitida por un cristiano alejandrino para una iglesia en un hogar de Roma. Ciertamente se trata de un documento del cristianismo helenístico de la tradición general de Esteban y sus asociados, aunque (como ya se ha dicho) su postura referente al templo es diferente a la de Esteban. Volveremos a hablar sobre la epístola a los Hebreos.39 por lo presente nos tornamos a otro documento de los cristianos helenistas que refleja el rechazo radical del culto en el templo según Esteban. Esta es la epístola de Bernabé, que estuvo flotando por un tiempo al borde del canon del Nuevo Testamento, pero afortunadamente no procedió su establecimiento en éste. Ha de ser datado más tarde en el primer o principios del segundo siglo. Aunque contiene características que no son netamente alejandrinas, es más probable que se asigne a un autor alejandrino.40 Este autor lamenta la actitud de aquellos quienes fijan sus esperanzas  en un santuario material y no solo en Dios su Creador (16:1). Entre testimonios de la Escritura que cita en apoyo de su argumento pone especial peso en uno que también Esteban cita (Hch_7:49 s.) - las palabras introductoras de Isaías 66:

El cielo es mi solio,

y la tierra estrado de mis pies:

¿dónde está la casa que me habréis de edificar,

y dónde este lugar de mi reposo?

Aún más agudo es el recuerdo de la idolatría israelita durante su vagancia en el desierto y la adoración del becerro de oro. Moisés, dice éste, descendió del monte Sinaí con el códex de las leyes en sus manos para entregárselo al pueblo, pero cuando vio su idolatría rompió las tablas de piedra en pedazos. „Moisés recibió las leyes, pero ellos no eran dignos” (14:1-4; cf. 4:8). Refiriéndose al mismo incidente Esteban dice que fue entonces que „Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del cielo” (Hch_7:42), y aplica en ese sentido la pregunta retórica del profeta Amo_5:25: „¿Habéisme ofrecido sacrificios y presentes en el desierto en cuarenta años, casa de Israel?” La respuesta implícita por Esteban es: „No, no a mí, pero a Moloch y a otros falsos dioses”. Con el mismo efecto la carta de Bernabé (2:4-8) cita dos preguntas retóricas de los profetas más „¿Para qué á mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios?...” (Isa_1:11) y „¿... hablé yo con vuestros padres, les mandé el día que los saqué de la tierra de Egipto, acerca de holocaustos y de víctimas?...” (Jer_7:22). Acorde con Hebreos la orden de sacrificio fue instituida hasta „el tiempo de corrección” (Heb_9:10) esto es, hasta que Cristo viniera para cumplir su obra perfecta. Pero según la carta de Bernabé, no había sido instituida divinamente; dice que fue una descomprensión y perversión de la verdadera (alegórica) enseñanza de la ley en el Pentateuco, la cual la iglesia acepta y practica. El rito de sacrificio como lo realizan los judíos es una señal de su ceguera y desobediencia, „desde Egipto incluso hasta ahora.” El pacto divino que Israel rechazó en los días de Moisés se transfirió en su sentido real y espiritual a los cristiano.

La sustitución de Israel por la iglesia es común en los escritores cristianos primitivos, pero unos pocos afirman enfatizando de tal manera, que incluso en la era pre cristiana, el ritual de las leyes de Israel fallaba tanto que marcaba su validez. Las afinidades entre Bernabé y Esteban podrían explicarse con que Bernabé dependía de los Hechos, o la dependencia de Bernabé y Esteban (o Lucas) de la colección común de los testimonios del Antiguo Testamento; pero mejor se explica en término de una particular y radical tradición helenista de la rama de Esteban y su círculo, y encontró un hogar en el cristianismo primitivo de Alejandría.41

6. Apolos de Alejandría

En el Nuevo Testamento encontramos a un cristiano alejandrino destacado en la persona de Apolos, un judío de Alejandría el cual, en su primera mención, aprendió la historia de Jesús y argumenta desde los escritos del Antiguo Testamento que Jesús es el Mesías.

Nuestra primera referencia literaria de Apolos se encuentra en la primera epístola de Pablo a los Corintios, redactado en primavera del año 55. Desde esta referencia percibimos que después que Pablo estuviera 18 meses residiendo en Corinto, tiempo en que plantó y nutrió la iglesia de esa ciudad, vino entonces Apolos y continuó la labor que Pablo había comenzado. „Yo planté”, dice Pablo, „Apolos regó, pero Dios dio el crecimiento” (1Co_3:6). Pablo no aporta ninguna señal de desacuerdo con Apolos o su tarea: en su estimación, Apolos y él eran „cooperadores para Dios” 1Co_3:9), cada uno realizando la tarea divinamente asignada.

No obstante, algunos miembros de la iglesia de Corinto, descontentos en aceptar a  ambos como siervos de Dios, mediante los que habían recibido la gracia celestial, intentaron reclamar al uno o al otro como líderes de la fracción. „Yo pertenezco a Pablo”, decía un grupo; Yo pertenezco a Apolos”, decía el otro (1Co_1:12). Como ya mencionábamos otro grupo decía pertenecer a „Cefas” (Pedro).42

Una buena parte de la primera sección de 1ª Corintios (capítulos 1-4) está dedicada contra esta controversia de manifestación de un espíritu de separación, y en esta controversia Pablo hace libre uso de los nombres de Apolos y del suyo para ilustrar el argumento. El tuvo cuidado en no mencionar a Pedro no más de lo necesario ((la relación entre él y el líder de los doce era delicada desde su enfrentamiento público en Antioquía)43; Pero existía suficiente confianza mutua entre él y Apolos como para utilizar sus nombres como ejemplo para el beneficio de los conversos, „Así ninguno de ustedes podrá engreírse de haber favorecido al uno en perjuicio del otro” (1Co_4:6).

Esta confianza mutua se expresa hasta el final de la epístola, donde Pablo dice, „Acerca del hermano Apolos, mucho le he rogado que fuese á vosotros con los hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tuviere oportunidad” (1Co_16:12). Los detalles de esta visita aplazada se desconocen; de hecho no podemos estar seguros si era la voluntad de Dios o su propio deseo que impidiese la marcha de Apolos a Corinto en ese momento,44 pero es probable que tuvieron algún reciente contacto en Efeso (desde donde Pablo escribía). Aunque Pablo no estaba muy contento acerca de algunos visitantes cristianos que llegaron a Corinto e intentaron edificar sobre el fundamento que él había puesto, él claramente no tenía desasosiego por la visita de Apolos.

La siguiente referencia literaria sobre Apolos viene en Hch_18:24 - Hch_19:1; esta nos ofrece justamente el trasfondo necesario para entender las alusiones de Pablo acerca de Apolos en 1ª Corintios con mayor comprensión. Después que Pablo había completado la evangelización de Corinto, dice Lucas, y tuvo que navegar hacia Palestina, dejando en Efeso (donde había hecho un breve lato en su viaje) a sus amigos  Priscila y Aquila:

Llegó entonces á Efeso un Judío, llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este era instruido en el camino del Señor; y ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba diligentemente las cosas que son del Señor, enseñando solamente en el bautismo de Juan. Y comenzó á hablar confiadamente en la sinagoga: al cual como oyeron Priscila y Aquila, le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de Dios. Y queriendo él pasar á Acaya, los hermanos (en Efeso) exhortados, escribieron á los discípulos que le recibiesen; y venido él (en Corinto), aprovechó mucho por la gracia á los que habían creído: Porque con gran vehemencia convencía públicamente á los Judíos, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. (i.e. El Mesías del que hablaban las Escrituras)

En los textos occidentales de este pasaje Apolos es nombrado Apollonius (sin duda el nombre completo del cual Apolos es una abreviación), y se dice que recibió sus instrucción en los caminos del Señor „en su ciudad natal (patris)”, esto es Alejandría. Esto significa que el cristianismo había alcanzado Alejandría por el año 50, y esto es altamente probable, sin preocupar cuantas o cuán pocas pruebas estaban disponibles al editor occidental.45

„Un hombre de cultura” es lo que Moulton y Milligan sugieren traduciendo aner logios,46 de otra manera se traduce „un hombre estudiado” (RV, NIV) o „un hombre elocuente” (AV, RSV, NEB). De estas dos traducciones la primera corresponde al sentido del adjetivo en el griego clásico, pero el segundo coincide con el significado helenista47 y con el griego moderno.

La „maestría en las Escrituras” de Apolos consistía probablemente en ambas formas, en su familiaridad con el texto sagrado y su habilidad en la interpretación de profecías mesiánicas en el sentido cristiano. No disponemos de medio para saber si esto indica también su competencia en el método alegórico practicado por Filo y otros de la escuela de Platon de su Alejandría nativa, o no.

Evidentemente algunos miembros de la iglesia de los corintios estaban tan impresionados de Apolos y su ministerio que ellos mismos se involucraron - teóricamente a cualquier precio - como miembros de su escuela: „Yo pertenezco a Apolos”. Podríamos preguntar ¿Qué había en el ministerio de Apolos que les atraía más que el de Pablo? Posiblemente el contraste entre la elocuencia de Apolos y la presentación poco impresionante de Pablo,48 o concebiblemente sus vuelos más imaginativos en las exposiciones que los oyentes preferían antes que las tímidas deliberaciones de „elevadas palabras de sabiduría” de Pablo entre los corintios (1Co_2:1). No parece haber habido diferencias de principios entre la fracción de „Apolos” y la de „Pablo”, sencillamente lamentable desde el punto de mira de Pablo, que este tipo de separaciones se produjeran. „¿Qué pues es Apolos? ¿Qué es Pablo? Siervos por los creísteis, como el Señor asigno a cada uno” (1Co_3:5). Pablo, cuando hace referencia a Apolos, no muestra ese tipo pista de reserva que puede observarse fácilmente cuando habla de Pedro. Algunos miembros, como mínimo de la fracción de „Pedro” estaban dispuestos a cuestionar la libertad apostólica de Pablo, cosa que no la fracción de „Apolos” no ponía en duda.

De alguna manera los dos relatos de Apolos se complementan. Por ejemplo, si únicamente dispusiéramos del relato de Lucas, no podríamos saber que Pablo y Apolos se conocieron, sin embargo la evidencia de 1ª Corintios lo pone claro que se conocían personalmente en términos de aprecio y estima mutua y por supuesto de afecto.49

Coincidiendo con el informe de Hechos, Apolos por su conocimiento de la historia de Jesús, no conocía ningún bautismo, pero si el iniciado por Juan el Bautista. ¿Cómo es esto posible? Apolos no fue el único, en este asunto se señala en los versículos siguientes de Los Hechos, cuando Pablo conoce a doce „discípulos” en Efeso que habían sido bautizados, pero solamente con el bautismo de Juan, y no sabían nada del Espíritu Santo (Hch_19:1-7). Cuando Lucas utiliza el término „Discípulos” sin calificativo, como lo hace en esta ocasión, él normalmente se refiere a discípulos de Jesús, y este es probablemente el sentido de Hch_19:1. Lucas no sugiere que hubiese alguna relación entre estos doce hombres y Apolos, pero no podemos estar seguros si no la hubo.

Del propio Apolos, podemos decir que el evangelio le alcanzó por una camino diferente que el que generalmente se presenta en la narración de Lucas o del que se presupone en las epístolas de Pablo. Para ambos Lucas y Pablo, el bautismo es „en el nombre del Señor Jesús” (Hch_8:16; Hch_19:5 cf. 1Co_1:13 con Gal_3:27; Rom_6:3); para ambos Lucas y Pablo la era presente es la del Espíritu. Pablo no había estado entre los que descendió el Espíritu en el día de Pentecostés: Su conversión, bautismo y la obtención del Espíritu se realizó en independencia de la iglesia de Jerusalén. Pero como dice Arnold Ehrhardt Pablo se convirtió en „uno de los mayores valores para la iglesia de Jerusalén”,50 pues bajo su influencia, por no decir por su actividad personal, las diferentes versiones del evangelio que estaban deficientes respecto a los criterios de Jerusalén fueron puestos en afinidad con la forma del cristianismo que él y los líderes de la iglesia en Jerusalén tenían en común. La instrucción de Apolos por los amigos de Pablo, Priscila y Aquila, el ministerio del bautismo por Pablo a los doce discípulos de Efeso dan ejemplo de esto.

7. Los comienzos del cristianismo alejandrino

Cuando después del martirio de Esteban, „estos que se dispersaron predicando la palabra” (Hch_8:4),51 probablemente llegaron al Sudoeste de Judea como también al Norte. Tenemos más información acerca de los que viajaron por Fenicia y llegaron a Antioquía, pero si entre los que predicaron el evangelio en Antioquía habían hombres de Cirene, es posible que otras personas de Cirene predicaron el mismo evangelio cercanos a sus lugares de origen. El evangelio entonces habría penetrado en las comunidades judías de Alejandría por el mismo tiempo en que llegó a Antioquía.

¿Es posible que Apolos obtuviera su conocimiento acerca del „Camino” de una semejante misión helenista? Una dificultad en la suposición que pudiera haber sido así, es el hecho de que Lucas no insinúa en ninguna parte, que el evangelio predicado por los helenistas fuera deficiente de la manera en la que Apolos lo conoció. A pesar de la suposición de Arnold Ehrhardt, que la predicación de Felipe omitía el énfasis del don del Espíritu  que caracterizaba el mensaje apostólico completo, un evangelista cuyos conversos eran „bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch_8:16) no podía hacerse responsable por una versión de cristianismo que únicamente conocía el bautismo de Juan. Sería posible que no todos los predicadores helenistas estuvieran tan bien informados como lo fueron Esteban y Felipe, pero podemos considerar esta posibilidad.

Algunos eruditos han encontrado evidencias para la llegada del cristianismo a Alejandría en una carta enviada por el emperador Claudio a los habitantes de esa ciudad en el primer año de su mandato (en el año 41), la copia de un papiro adquirido por el British Museum en 1921.52 Habían surgido recientemente brotes de conflictos civiles entre los griegos y comunidades judías en Alejandría, y principalmente sobre estos conflictos trata esa carta. Claudio habla primero a los griegos y después a los judíos, ordenándoles que vivan en paz los unos con los otros y respecto a lo último dice (lineas 88-99):

Yo ordeno a los judíos por su parte que no agiten más de lo que ellos previamente habían disfrutado, y nunca más enviar embajadas, aún si viven en diferentes ciudades - como nunca había sucedido antes. Mas aún, no pueden traer o invitar a judíos que navegan desde Siria o de otras partes de Egipto; esto es la clase de cosas que me obligarán a doblar mis sospechas. De otra manera yo procederé contra ellos con la máxima severidad por fomentar una plaga general que infesta a todo el mundo.

La „plaga general que infesta a todo el mundo” es probablemente el judaísmo mesiánico militante que durante el mandato de Claudio estaba maduro no solo en Judea pero también en muchas ciudades por todo el imperio romano. Claudio tuvo que expulsar a los judíos de Roma por el año 49 por la conducta alborotadora „la instigación de Cresto”,53  y cuando Pablo y sus compañeros misioneros llegaron a Tesalónica sobre aproximadamente el mismo tiempo fue fácil para sus opositores agitar la sospecha contra ellos calificándoles de „hombres que trastornaban a todo el mundo”  y acusándoles de „obrar contra los decretos del César, diciendo que había otro rey, Jesús” (Hch_17:6 s.).

Los judíos cuya emigración de otras partes de Egipto a Alejandría o desde Siria había sido prohibida por Claudio habían sido llamados probablemente por los judíos de Alejandría para fortalecerse contra la hostilidad de sus vecinos griegos. Se han procurado intentos para descubrir en sus palabras (concretamente en referencia a los procedentes desde Siria, lo que incluía a Palestina) „la primera referencia secular para misioneros cristianos”.54 Pero esto es inducir algo que el texto no incluye. Las revueltas de las comunidades judías en Roma „en la instigación de Cresto”  posiblemente habrían sido causado por la reciente introducción del cristianismo en esa comunidad, pero las revueltas de Alejandría, que dieron lugar a la preocupación de Claudio no estaban en la comunidad judía sino en la comunidad griega.

Pero ¿cuál de las „dos embajadas” fue la que hizo que Claudio se indignara tanto? (probablemente las embajadas llegaron a Roma para congratularle por su ascensión y tomaron la oportunidad para presentar sus intereses.) El lenguaje no apunta hacia una embajada de la comunidad griega y después a otra de la comunidad judía, sino a dos de las comunidades judías - mensajes rivales sobre esto: „aún viviendo en dos ciudades separadas”. Se implica una división en la comunidad judía. No se puede probar que esta división no tuviese la culpa por la reciente llegada de misioneros judío-cristianos, que habrían persuadido un buen número de judíos alejandrinos de la verdad del evangelio, pero mucho más probable es que la culpa la tuviese la llegada de extremistas judíos, que habrían ganado a algunos judíos alejandrinos para unirse a una política militante, mientras que los otros preferían una política de conciliación con sus vecinos griegos. Resumiendo, la carta de Claudio no aparece para arrojar ninguna luz sobre los comienzos del cristianismo en Alejandría.

Se ha sostenido ampliamente, especialmente bajo la influencia de Walter Bauer,55 que el cristianismo alejandrino era gnóstico desde sus comienzos, y que lo que llegó después a ser conocido como la ortodoxia no se impuso hasta bien llegado la segunda mitad del siglo segundo. Eusebio en su historia sobre la fundación de la iglesia de Alejandría por Marcos56 (quien posiblemente tendrá como su base histórica la introducción del evangelio según Marcos para Alejandría)57 parece reflejar un intento de proveer a los cristianos en Alejandría de un pedigrí ortodoxo y cercano a los apóstoles en asociación con Roma. La condición posterior regulada de los cristianos romanos podría haber sido anticipada por Lucas - por lo menos incidentalmente - cuando relata como las lagunas  en el conocimiento de Apolos acerca del Camino fueron llenadas por Priscila y Aquila, que quizás fueron miembros fundadores de la comunidad cristiana en Roma, y que tuvieron que abandonar a causa del edicto de Claudio cerca de tres años antes.

La fuerte influencia romana no corresponde a las más tempranas estaciones del cristianismo alejandrino.58 El carácter de una „fuerte rama judía”59 que ha sido detectada en el desvela influencia palestina en sus primeros días.60 Aquellos tempranos días no estaban tan marcados del gnosticismo como lo sostiene Walter Bauer. El gnosticismo halló ciertamente una tierra fértil en Alejandría y en cualquier parte de Egipto. Pero la investigación detallada de C. H. Roberts de los primitivos papiros en Egipto, incluyendo especialmente su trato sobre la „nomina sacra”, ha conducido a la conclusión de que la teoría de Bauer no es aceptable.61 De catorce textos cristianos de Egipto que el Dr. Roberts ubica antes del año 200, únicamente uno podría ser determinado como gnóstico.62 Existen persistentes indicios de un gobierno de iglesia en Alejandría que remonta al tiempo antes de que existiera una única y centralizada iglesia en la ciudad. Pero es muy posible que sobre la mitad de segundo siglo la influyente escuela catequista de Alejandría cayera bajo dominio gnóstico y esta situación precisaba limpieza, con ayuda de Roma, cuando Pantaenus se convirtió en su líder.

8. La tesis galilea

Cuando se habla de la influencia palestina, no necesariamente es de Judea; podría ser de Samaria o de Galilea. Algunos eruditos han argumentado que la aportación de Galilea al cristianismo primitivo ha sido pasada por alto: donde ramificaciones primitivas del cristianismo han sido detectadas, que aparentemente no conducen hacia Jerusalén o indican en su origen hacia la misión paulina, se debería considerar su origen Galileo.63 En concreto, la teología „deficiente” de Apolos o de los doce discípulos de Efeso podrían provenir de Galilea. No hay certeza que fuera en su Alejandría nativa en la que Apolos conociese la historia de Jesús, a pesar de los comentarios occidentales sobre esto. Él fue verdaderamente un viajante - tal vez un mercante itinerante como Ananías quien introdujo el judaísmo a la casa real de Adiabene64 - y podría haberse encontrado con predicadores cristianos en cualquiera de los muchos lugares que visitaba. ¿Podrían haber venido estos predicadores de Galilea?

El argumento sigue de esta manera: Jesús tuvo más discípulos en Galilea que en Jerusalén. No todos los discípulos subieron a Jerusalén para la pascua que presenció su pasión, y la mayoría de los que subieron con él  probablemente volvieron lo antes posible a Galilea. El número de discípulos galileos pasaba considerablemente de los ciento veinte que Lucas menciona en Jerusalén en la mañana de pentecostés. No sabemos dónde fue donde Jesús resucitado se mostró a „más de quinientos hermanos a la vez” (1Co_15:6), pero las probabilidades que fuese en Galilea son mayores de que fuese en Judea. Sin duda, en los últimos meses de su ministerio de Jesús de Galilea su popularidad disminuía, pero cierto número de seguidores permanecieron leales, su fe fue confirmada cuando él se les apareció como resucitado en Galilea. Si ellos no estaban presentes en Jerusalén en el día de pentecostés presuntamente no habían experimentado el derramamiento del Espíritu. Respecto al bautismo en el nombre de Jesús, como lo fueron los tres mil convertidos de Jerusalén, estos no necesitaban más , igual que sus compañeros galileos, los apóstoles. Estos ya eran discípulos de Jesús, y no necesitaban ser evangelizados, o alguna confirmación de parte de Jerusalén, tal como lo hicieron sus vecinos, los samaritanos en el sur. Estos podían continuar proclamando las buenas nuevas del reino de Dios en el nombre del crucificado y maestro resucitado, aunque no conocieran otro bautismo que el de Juan ni tuvieran una clara comprensión que la era del Espíritu había amanecido. Si estos buscaron un campo misionero, más allá de las fronteras de Galilea, Siria estaba allí mismo cerca. Damasco en particular viene a la mente. Figura en la narración de la conversión de Pablo en Galatas y en los Hechos. Fue la primera base misionera de Pablo antes de que este se reuniera con los líderes de la iglesia en Jerusalén (Gal_1:15-17). Lucas parece diferenciar en Damasco entre los refugiados de la persecución en Judea, a quienes Pablo perseguía para encadenarles y llevarles a Jerusalén, y los discípulos nativos damascenos como Ananías, „del que se hablaba bien entre todos los judíos que vivían allí” (Hch_22:12).65

Si Ananías y otros damascenos recibieron el evangelio antes de que después de la muerte de Esteban se produjese la persecución, ¿de quién lo recibieron? ¿No podrían haber sido discípulos de Galilea?

El argumento desafortunadamente ha de conducirnos hacia un vacío - como podrá verse de la manera en que cada etapa se comienza con la conjunción „si”. Después que Jesús partiera desde Galilea algunos meses antes de su muerte, no sabemos nada sobre la marcha de su causa en esta región, hasta que Lucas en un resumen intermedio habla sobre como la persecución remitió que había seguido a la muerte de Esteban y „La iglesia en toda Judea, Galilea y Samaria tuvo paz” (Hch_9:31). Lo que implica esta aclaración es que Galilea era una de las zonas a la que se refugiados de la persecución „iban ... predicando la palabra.” Hch_8:4).66

9. La epístola a los Hebreos

La importancia de Apolos en el Nuevo Testamento se vería incrementada si pudiese ser identificado como el autor de la epístola anónima a los Hebreos. Tal identificación no es una propuesta antigua, Martín Lutero en un sermón sobre 1Co_3:4 ss. Predicó  dando inicio a esta identificación en 153767 y en su comentario sobre Génesis (1545)68 En sus lecturas sobre Hebreos en 1517-18 Lutero aceptaba la convencional atribución a Pablo69 pero en su versión alemana del Nuevo Testamento (1522) describe al autor como „un excelente hombre de estudios, que había sido un discípulos de los apóstoles y había aprendido mucho de ellos, y que era un muy conocedor de las Escrituras”.70 Esta descripción trae un parecido al relato de Lucas sobre Apolos en Hechos 18: 24 que Lutero con razón habría tenido a Apolos en mente cuando escribió esta introducción, pero supuestamente no teniendo todavía la suficiente seguridad como para nombrarle ahí.

La identificación de Apolos por Lutero como el escritor a los Hebreos fue no obstante una brillante suposición por la que ha sido seguido por muchos exegetas y otros hasta los días presentes. Ceslas Spicq, quien se apropió esta identificación, alista a cuarenta otros que también lo hicieron, de Théodore De Bèze de 1582 en adelante, y su lista podría ser aumentada.71 La afinidad del aspecto, estilo y vocabulario de la epístola con los textos Alejandrinos, han conducido a pensar que Apolos es el autor. El escritor parece no sólo conocer los productos literarios del judaísmo alejandrino como Sabiduría y 4 Maccabeos, sino que también tenía algún conocimiento con el pensamiento y lenguaje de Filo, sin compartir las presuposiciones filosóficas o el método alegórico de éste.72 Es probable que fuera alejandrino, que „era un hombre de cultura, con maestría en las Escrituras” es cierto, como también es un hecho que conocía la historia del evangelio de segunda mano (Heb_2:3). Pero todo esto no dicta su identificación con Apolos, hasta que supongamos que Apolos fuera la única persona en el primer siglo respondiendo a esta descripción.

Afrentando el problema del revivamiento de la fe sacudida de los cristianos a quienes escribe, les reta con una presentación de Jesús como el supremo y único eficaz mediador entre Dios y los hombres. Esta mediación se ejercitó inicialmente en la creación del mundo y se ejerce continuamente en su sustento. Aquí, aunque la designación „sabiduría” no se aplica a Jesús, es Jesús claramente presentado incorporando personalmente la sophia de la literatura judía sabiduría, sin olvidar el Libro Alejandrino de Sabiduría. La descripción de Jesús como al „Reflejo” (apaugasma) de la gloria de Dios y „el sello” de su esencia (Heb_1:3) resuena la descripción de sabiduría como un „reflejo (apaugasma) de luz eterna, ... y una imagen” de la deidad de Dios (Wis_7:26).

En segundo lugar la mediación a través de Jesús se ejerce en esencia de ser el único revelador mediante Dios ha hablado su última y perfecta palabra al ser humano - siendo esta palabra el evangelio (Heb_1:2a; Heb_2:3).

En tercer lugar la mediación de Jesús se ejerce en su propio sacrificio para limpiar a su pueblo del pecado interna y mediante su eterno ministerio sacerdotal, por su propio sacrificio, descargar en el santuario celestial.

El escritor de Hebreos no es un seguidor de Filo, a pesar de compartir el trasfondo intelectual de Filo. Filo, cuando fue introducido a la doctrina platónica de las ideas, fue persuadido en un instante de iluminación mística, que esto sería la verdad eterna, y que todas las demás verdades - especialmente la verdad de las leyes hebreas y sus profetas, la cual él había heredado - habían de ser comprendidas e interpretadas a través de los términos platónicos. El remitente de la epístola a los Hebreos no había absorbido la doctrina de Platon en su sistema como lo hizo Filo. Para él, la doctrina judía de las dos eras es más fundamental que la doctrina del mundo superior y el inferior. El eje central sobre el que giran las dos eras es la aparición de Cristo en el mundo, donde sufrió la muerte como expiación del pecado de su pueblo, una vez para siempre. Su muerte no es la realización terrenal de un sacrificio eterno; no precisa ni continuación ni repetición. Pero por el poder de ese sacrificio perfecto, Cristo, ahora exaltado, ejerce un perpetuo sacerdocio intercesor por su pueblo.

Uno de los testimonios más penetrantes del Antiguo Testamento acerca de la exaltación de Cristo usado en la antigua iglesia es el Psa_110:1, donde una palabra de Dios es comunicada del Dios de Israel a alguien a quien el salmista llama „Mi Señor”, con la invitación: „Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies.”73 El escritor de Hebreos hace el uso más completo de esta palabra de Dios, enfatizando por ejemplo que Cristo (a lo contrario de la clase de sacerdotes según la linea de Aaron que estaban siempre de pie) es un sacerdote sentado porque su obra de sacrificio se ha completado una vez para siempre. A este oráculo añade otro del Versículo 4 del mismo Salmo: El Señor ha jurado y no cambiará su mente, ‘Tu eres un sacerdote para siempre, de la orden de Melquisedek’”. Él fue el primer pensador cristiano, de lo que podemos conocer, que aplica esta palabra de Dios a Cristo, y para la presentación de Cristo como el sumo sacerdote de su pueblo, halla autoridad en la Escritura.

El lugar donde el escritor de Hebreos parece dibujar sobre la doctrina platónica/filónica de los dos mundo es en Heb_8:2; Heb_9:11, Heb_9:23 s., cuando se ilustra el santuario terrenal de Israel, con el ministerio que en él se realiza, como copia material del santuario celestial donde Cristo lleva a cabo su ministerio. Pero incluso para esto logra fundamento en la Escritura, en el pasaje cuando Moisés, recibiendo las instrucciones para el levantamiento y equipamiento del tabernáculo en el desierto, se le manda hacer todo „según el modelo” que Dios le había enseñado en el monte Sinaí (Exo_25:9, Exo_25:40). La visión de Moisés del „modelo” se comprende como una visión del santuario espiritual en el que Jesús, para siempre es intronado como sumo sacerdote de su pueblo.

La presentación se salva de la artificialidad mediante la insistencia del escritor en la experiencia y el carácter del Jesús histórico. Jesús que soportó terribles tentaciones en tierra, Jesús quien aprendió sufriendo lo duro que podía ser camino de la obediencia; Jesús quien intercedió por sus discípulos, que su fe no fallara en la hora de pruebas; Jesús quien ofreció su propia vida como sacrificio por ellos mismos - el mismo Jesús permanece el supremo auxiliador de aquellos que vienen a Dios por él. Es porque ellos tienen su ejemplo y constante aliento, que los receptores de la carta necesitaban separar sus lazos de un culto terrenal y unirse al peregrinaje hacia aquella eterna y bien fundada ciudad, „cuyo autor y hacedor es Dios” (Heb_11:10).

Si el escritor de esta carta fuese Apolos, entonces Apolos fue un gran hombre. Ciertamente Apolos es el que más se asemeja al la autoría vacante que todos los demás candidatos que han sido sugeridos. Pero esto no es suficiente para decir con toda certeza que el autor fuera Apolos. Apolos podría ser el único cristiano alejandrino que nosotros conocemos de la época del Nuevo Testamento, pero podrían haber otros más, igualmente capacitados, cuyos nombres no han sido conservados.

10. Reflexiones concluyentes

Apolos ha dejado una particular pequeña huella en la tradición cristiana. Jerónimo menciona una tradición de que llegó a ser obispo de Corinto, pero no se pueden referir credenciales para esta tradición.74 La inclusión de su nombre en listas posteriores de entre los setenta discípulos de Luc_10:1 ss. Es un patente anacronismo. Ningún documento apócrifo le reclama como autor. Si finalmente la iglesia de Alejandría deseara establecer su fundación en relación con los apóstoles, la fundación que recomendaría ella misma no sería Apolos de Alejandría, el amigo de Pablo, pero si Marcos de Jerusalén, el compañero de Pedro. Por una breve mención reluce Apolos en el horizonte del Nuevo Testamento, y entonces desaparece en la oscuridad profunda de donde emergió.

Pero cuando hablamos de oscuridad, nos referimos a nuestra propia ignorancia, no a los hechos históricos. Apolos probablemente tuvo un papel público en la vida cristiana primitiva por más tiempo del que podemos saber, pero ninguna memoria posterior ha prevalecido.

Nuestras fuentes para la historia de la era apostólica son escasas y selectivas. Gracias a las epístolas de Pablo y la obra histórica de Lucas podemos trazar ciertas fases del progreso del cristianismo por un periodo de tres décadas a lo largo del camino conduciéndonos desde Jerusalén vía Antioquía hasta Roma - pero cuando llegamos a Roma con Pablo, el evangelio ya había llegado antes que nosotros. Sólo podemos suponer cómo habría llegado hasta allí. Pero cuando preguntamos cómo llegó a Alejandría, el caso se vuelve más oscuro todavía. Cualquier intento de reconstruir el curso del cristianismo alejandrino primitivo, y del cristianismo helenista en general, hemos de contar seriamente con las implicaciones de lo poco que se nos dice acerca de Apolos, el estudioso judío alejandrino con la maestría en las Escrituras y un minucioso conocimiento de la historia de Jesús, quien por un breve tiempo penetra el círculo paulino haciéndose apreciado por los miembros y sus líderes, dejando una fuerte impresión en sus compañeros judíos y compañeros cristianos en Efeso y Corinto para entonces desaparecer de nuestra vista.

 

Referencias (71 a 144 del cap. 06 notas)

Así se denominan en latín idiomático según W.M. Ramsay, St. Paul the Traveller and the Roman Citizen (London, 141920) p. 375

No se debería montar demasiado sobre esto: dos miembros de los doce tenían nombres griegos (Andrés y Felipe)

Se ha sostenido que Hch_8:14-24 proviene de una fuente de Jerusalén con el versículo 25 sirviendo como una transición editorial hasta la retoma de la fuente helenista; cf. A. Ehrhardt, The Acts of the Apostles (Manchester, 1969), pp. 45-47

Cf. M.Hengel, Judaism and Hellenism, E.T. (London, 1974)

Zenon, administrador de economía del ministro ptolomeo Apolonius, realizó un extenso viaje por Palestina y Fenicia en nombre de su maestro de 260 a 258 a.C.; cf. M Rostovtzeff, A large Estate in Egypt in the Third Century B.C. (Madison, 1922)

C.F.D. Moule, „Once More, Who Where the Hellenists?” The Expository Times 70 (1958-1959, pp. 100-102. Esto cubriría la auto designación de Pablo como hebreo (2Co_11:22; Fil_3:5)

En Jua_19:13, Jua_19:17 se utilizan palabras arameas

Es difícil estar seguro de cuantas sinagogas se habla aquí, si de una o de más

Al ser mencionado que Nicolás era prosélito, se puede deducir que los otros seis eran judíos de nacimiento. El hecho de que únicamente se hace mención de su  lugar de nacimiento de entre los siete diáconos, ha sido considerado como del especial interés del autor por la ciudad de Antioquía; cf. J.Smith, El Viaje y el Naufragio de San Pablo (London, 41880), p. 4

Ireneo, Against Heresies 1.23 (ed. W.W. Harvey y, p. 214)

Ver p. 34, 85 ss

Prócoro, otro de los siete es mencionado en el siglo 5 Acts of John como el autor de tal obra y como discípulo del apóstol evangelista divino

Cf. Josefo, BJ 2.117: Coponius, primer prefecto romano en Judea obtuvo la autoridad mecri tou kteineinCf. Josefo, BJ 6.124-12

El evangelio según Lucas comienza (Luc_1:8-23 y concluye (Luc_24:53) en el templo; en Hechos no únicamente los apóstoles y sus compañeros asisten a los servicios en el templo (Hch_2:46; Hch_3:1; Hch_5:12) también Pablo recibe una visión de Cristo en el templo (Hch_22:17-21) y participa en una ceremonia nazarea (Hch_21:26-30)

El mismo título sucede de la boca de Ananías en Damasco (Hch_22:14)

Vease p. 7

Lev_24:16; cf. Deuteronomio 17:

Cf. Mat_12:6; Jua_2:19

Cf. Rom_12:1; Heb_13:15 s,; 1Pe_2:5

Vease página 76 s

Cf. Spiro y C,S, y los apéndices de C.S. Mann en J. Munck, The Acts of the Apostles, Anchor Bible (Garden City, N. Y., 1967), pp. 285-304; M. H. Scharlemann, Stephen: A Singular Saint (Rome, 1968); C. H. H. Scobie, „The Origins and Development of Samaritan Christianity”, NTS 19 (1972-73), pp. 390-414.

Cf. O. Cullmann, The Significance of the Qumran Texts for Research into the Beginnings of Christianity”, JBL 74 (1955), pp. 213-226, reeditado en The Scrolls and the New Testament, de. K. Stendahl (London, 1958), pp. 18-32

Cf. H.J. Schoeps, Theologie und Geschichte des Judenchristentums (Tübingen, 1949), pp. 440-445

Cf. Jua_4:20

IQS 8.4-10. La restauración del sacerdocio y sacrificio está presupuestado en IQM 2.1-6. Cf. B. Gärtner, The Temple and the Community in Qumran and the New Testament (Cambridge, 1965); también R.J. McKelvey, The New Temple (Oxford, 1969)

Vease pp. 107 ss

Vease pp. 57-5

M.Simon, „St. Stephen and the Jerusalem Temple”, Journal of Ecclesiastical History 2 (1951), pp. 127-142; cf. del mismo St. Stephen and the Hellenists in the Jerusalem Church (London, 1958), pp. 12-1

R. Bultmann, Theology of the New Testament, E.T., y (London, 1952), pp. 63-183

T.W. Manson, Studies in the Gospels and Epistels (Manchester, 1962), p. 7

A. Ehrhardt, The Framework of the New Testament Stories (Manchester, 1964), p. 163; cf. E. Haenchen, The Acts of the Apostles, E.T. (Oxford, 1971), p. 307

G.W.H. Lampe expone una explicación más aceptable para este retraso, The Seal of the Spirit (London, 1951) p. 7

A. Klostermann tomó megalh, „grande”, por una transliteración del término hebreo o arameo megalle(h), „revelador”, la frase „el cual es llamado” sería entonces una típica apología de Lucas para el uso de un término extranjero. (Probleme im Aposteltexte [Gotha, 1883], pp. 15 ss.)

R.Mcl. Wilson, The Gnostic Problem (London, 1958), p. 100

Vease p. 11

En muchos manuscritos de los Hch_11:20 estos son llamados helenistas  (Ellhnistas)  en vez de griegos o helenos (Ellhnas), pero el contexto lo hace ser claro que se refiere a gentiles

C.K. Barrett; „Acts and the Pauline Corpus”, The Expository Times (London, 1965); S.G. Wilson, The Gentiles and the Gentile Mission in Luke Acts (Cambridge, 1973)

Vease p. 7

Cf. R.A. Kraft, The Apostolic Fathers, 3; Bernabé and the Didache (New York, 1965), pp. 45-48; C.H. Roberts, Manuscript, Society and Belief in Early Christian Egypt (London, 1979), p. 36

Cf. L.W. Barnard, „St. Stephen and Early Alexandrian Christianity”, NTS (1960-61), pp. 31-45

Vease p. 3

Vease p. 3

El texto griego dice ouc hn qelhma, literalmente „no fue voluntad” (cf. El uso absoluto de  qelhma  para la voluntad de Dios en 1Ma_3:60; Rom_2:18). Apolos evidentemente regresó de Corinto a Efeso, quizás por compromiso por haber sido puesto como líder de fracción en contra de Pablo

La ida de Apolos de Efeso a Corinto se encuentra más extensa en el texto occidental: „Algunos corintios que visitaban Efeso y le escucharon, le suplicaron que viniese con ellos a su ciudad (patris). Cuando aceptó, los Efesios escribieron a los discípulos de Corinto para darle la bienvenida. Cuando visitó Acaya fue muy de ayuda a las iglesias, pues confutaba a los judíos, debatiendo públicamente y mostrando desde las escrituras que Jesús era el Cristo”. Esta expansión es editorial e insignificante torpe: si los cristianos corintios le invitaron a irse con ellos a su ciudad, no habría sido necesario que los discípulos de Efeso le escribiesen una carta de recomendación para la iglesia de Corinto

J.H. Moulton y G. Milligan, The Vocabulary of the Greek New Testament (Edinburgh, 1930), p. 378

Cf. Phrynichus, Ecloage Nominum et Verborum Atticoprum, de. C.A. Lobeck (Leipzig, 1820), p. 198

Cf. 2Co_10:10

Se menciona a Apolos una vez más en el NT - en Tit_3:13, donde Pablo encarga a Tito a „ayuda en todo lo que puedas al abogado Zenas y a Apolos, de modo que no les falte nada para su viaje”. Nuestro conocimiento del sitio vital (Sitz im Leben) de esta nota personal es tan remoto que no podemos determinar de dónde venía Apolos (con el por otra parte desconocido Zenas)  ni a dónde iba. P.N. Harrison opinaba que el mensaje de Tit_3:12-15 fue enviado a Tito mientras estaba en Corinto en la misión comentada en 2Co_7:5-16 (The Problem of the Pastoral Epistel [Oxford, 1921], pp. 115-118); cf. S.G. Wilson, Luke and Pastoral Epistles (London, 1979), pp 127 s. Todo lo que se puede decir es que Apolos es nombrado en tono amigable como antes.

The Framework of the New Testament Stories (Manchester, 1964), p. 94

Vease p. 5

P. Lond. 1912, Editio princeps en H.J. Bell, Jews and Christians in Egypt (London, 1924), pp. 1-37; cf. E.M. Smallwood, Documents illustrating the Principates of Gaius, Claudius and Nero (Cambridge, 1967), No. 370, pp. 99-102

Suetonius, Claudius 25.4

E. M. Blaiklock, Out of the Earth (London, 1957), p. 37; cf. G. De Sanctis, „Claudio e y Giudei d’Alessandria”, Rivista di filologia 52 (1924), pp 473 ff.; S. Reinach, „La première allusion au christianisme dans l’histoire”, Revue de l’histoire des religions 90 (1924), pp. 108-122; H.J. Cadbury, The Book of Acts in History (New York/London, 1955), pp. 116 s

W. Bauer, Ortodoxy and Heresy in Early Christianity, E.T. De la segunda edición alemana (Philadelphia, 1971, pp 44-60. (La primera edición alemana se publicó en 1934) véase p. 70, n. 6

Eusebio, Hist Eccl. 2. 16

Cf. C.H. Roberts, „The Christian Book and the Greek Papyri”, JTS 50 (!949), pp. 155-168; L.W. Barbard, „St. Mark and Alexandria”, HTR 57 (1974), pp. 145-150. Una variante de esta tradición se refleja en el fragmento de una carta de (probablemente) Clemente de Alejandría, primeramente editada in M. Smith, Clement of Alexandria and a Secret Gospel of Mark (Cambridge/Mass., 1973); cf. F.F. Bruce, The „Secret” Gospel of Amrk (London, 1974)

H. Lietzmann exagera claramente cuando sugiere que la iglesia de Aljandría „fue fundada como iglesia filial de Roma y estaba sumisa a la autoridad episcopal romana” (The Founding of the Church Universal, E.T. [London, Ü21950], p. 67)

C.H. Roberts, Manuscript, Society and Belief in Early Christian Egypt (London, 1979), p. 45

W. D: Davies has ido tan lejos como para sugerir que los cristianos judíos que trajeron la fe desde Palestina hasta Alejandría reconocían el liderazgo de Jacobo („Pauland jewish Christianity according to Cardinal Daniélou”, Recherches de Science Religieuse 60 [1972], pp. 69-79). Los discípulos de Jacobo ejercieron alguna influencia en los creyentes de Egipto (ver p. 119, nota al pie n° 61), Pero el cristianismo alejandrino ha de ser considerado originalmente como fruto de las campañas evangelísticas helenistas

Vease las lecturas Schweich para 1977:; Manuscript, Society and Belief in Early Christian Egypt (London, 1979); también su repaso de „Rechtgläubigkeit und Ketzerei im ältesten Christentum” de Walter Bauer, (Tübingen, 21964), en JTS n.s. 16 (1965), pp. 183-185. Cf. También E.A. Judge y S.R. Pickering, „Papyrus Documentation of Church and Community in Egypt to the Mid-Fourth Century”, Jahrbuch für Antike und Christentum 20 (1977), pp. 47-71

Manuscript, Society and Belief ..., p. 52

El germen de la exposición de esta tesis es E. Lohmeyer, Galiläa und Jerusalem (Göttingen, 1936)

 Josefo, Ant. 20.41

Aún más problemática es la probable deuda  de los cristianos damascenos con los aliados zadoquitas en Damasco (CD 6.5, 19; 7.19; 19.34; 20.12) que con los de Galilea

Para una breve pero aclaratoria crítica de la tesis galilea ver G.B. Caird, The Apostolic Age (London, 1955), pp. 87-99

Luthers Werke, Weimarer Ausgabe 45, p. 389

Luthers Werke, Weimarer Ausgabe 44, p. 709

Luthers Werke, Weimarer Ausgabe 57, Teil 3, pp. 1ss.; E.T. By J. Atkinson; Luther: Early Theological Works (London, 1962), pp. 19 ss

Die Deutsche Bibel, Weimarar Ausgabe 7, p. 344

C. Spicq, L’épitre aux Hébreux, i (Paris, 1952), pp. 207-219. Un defensor más reciente de la atribución a Apolos es H.W. Montefiore, The Epistle to the Hebrews (London/New York, 1964), pp. 9-30, éste sugiere que Hebreos fue remitido por Apolos entre los años 52 y 54 a un grupo de amigos suyos en Corinto e identifica „los de Italia” (Hebreos 13: 24) con Priscila y Aquila, descrito en Hechos 18: 2 redactado como „recientemente llegados de Italia”

Cf. R. Williamson, Philo and the Epistle to the Hebrews (Leiden, 1970); R.H. Nash, „The Notion of Mediator in Alexandrian Judaism and the Epistle to the Hebrews”, Tyndale Bulletin 30 (aparece próximamente)

Cf. M Gourgues, A la droite de Dieu: Résurrection de Jésus es Actualisation du Psaume 110: 1 dans le Nouveau Testament (Paris, 1978)

 Jerónimo, Commentary on Titus 3: 13 (Migne, PL 26.634B). Cf. El principio del siglo siete Chronicon Paschale, de. L. Dindorf (Bonn, 1832), i, p. 402; ii, p. 126, donde aparece no sólo como uno de los setenta sino que también como obispo de Cesarea