La Embajada israelí en Madrid condena y califica de "inmorales" algunas declaraciones de miembros del Gobierno español, que caracterizan el bombardeo de Gaza de "crímenes de guerra" y "genocidio planificado". La diplomacia hebrea ha hostigado a gobiernos como el de Colombia o México por sus llamados a la paz. ¿Se censura la libertad de expresión?
Mientras continúa la campaña de bombardeos masivos contra la franja de Gaza y prosigue el recuento de muertos a causa de un ataque israelí contra el Hospital Al Maamadani, la tensión diplomática entre Israel y varios países sube enteros a cuenta de los llamados a buscar una solución pacífica y a ajustar las acciones del Ejército hebreo al derecho internacional.
Pese al cerrado apoyo de muchos países, las consecuencias letales para la población palestina y el impacto producido por las fuertes imágenes derivadas, han llevado a algunas voces en el mundo a cuestionar de manera abierta la actuación israelí mediante declaraciones institucionales.
Tal es el caso de Ione Belarra, secretaria general de la formación Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España, que ha denunciado en las redes X y YouTube el "castigo colectivo" al que se está sometiendo a la población civil de Gaza, y ha pedido a la UE "dejar de actuar como cómplice de un criminal de guerra como Netanyahu".
El mismo día en que Belarra efectuó estas declaraciones, el 16 de octubre, la Embajada del Estado de Israel en Madrid emitió un comunicado de prensa en que, sin nombrar directamente a nadie, acusaba a "ciertos elementos" del Gobierno español de "alinearse con este terrorismo tipo ISIS", al tiempo que calificaba las declaraciones de "absolutamente inmorales" y "vergonzosas".
El día anterior a su alocución en las redes sociales, Belarra había asistido, junto a otros miembros de su partido, Podemos, a la manifestación que tuvo lugar en Madrid en solidaridad con el pueblo palestino.
También el mismo día, a la misiva de la Embajada israelí siguió un comunicado del Ministerio de Exteriores de España, donde se subrayaba la libertad de expresión de la que pueden hacer uso los responsables políticos "en una democracia plena" como la española.
"El Gobierno de España rechaza tajantemente las falsedades vertidas en el comunicado de la Embajada de Israel sobre algunos de sus miembros y no acepta insinuaciones infundadas sobre ellos", se subtitula en la nota.
El choque diplomático se produce en plenas negociaciones para la formación de un nuevo gobierno de coalición en España entre los socialistas de Pedro Sánchez, los izquierdistas de Sumar y varios partidos nacionalistas e independentistas catalanes y vascos. Para su apoyo, Podemos ahora pide el reconocimiento "urgente" a la creación de un Estado palestino como condición.
Al paso del interés de la Embajada israelí al respecto, José Manuel Albares, ministro español de Exteriores, manifestó que la política exterior del país es una prerrogativa del presidente del Gobierno, quien en un mitin dos días antes había aludido a una solución basada en dos Estados y en el cumplimiento de las resoluciones de la ONU.
La diplomacia israelí adopta una línea dura que no contempla posturas que alberguen fisuras a sus planteamientos. Las críticas a las acciones de respuesta y los ruegos por la contención en la respuesta militar pueden ser tachadas de "antisemitas", como ha sucedido con el presidente colombiano, Gustavo Petro.
"La diplomacia israelí acosa a todos los que se atreven a decir una verdad incómoda: pretenden exterminar al pueblo palestino", comenta en su perfil oficial de X el analista político Abraham Mendieta, exasesor de Podemos en España y con actual relación con Morena en México. A su juicio, Israel busca el alineamiento de todos los Gobiernos con "con su narrativa de agredidos" y no puede soportar que se le cuestione y se adjudique también "un papel como agresores".
El calificativo de "antisemita" cobra especial importancia por cuanto los palestinos son también un pueblo semita. Es decir, parece que el término lo monopoliza el actual Gobierno israelí, en exclusiva para el pueblo judío.
La libertad de expresión, a la que alude el comunicado del Ministerio de Exteriores español en su defensa indirecta de la ministra Ione Belarra, no parece replicarse en otros países de la UE, donde las autoridades de Francia y Alemania han prohibido la exposición pública de símbolos en apoyo a Palestina y, en principio, no se permiten las manifestaciones por la causa palestina. Idéntica situación acontece en el Reino Unido, donde también se reprimen estas expresiones.
"Asistimos con enorme preocupación a la prohibición de las movilizaciones en solidaridad con el pueblo de Palestina en varios países europeos. La libertad de expresión y el derecho de manifestación son derechos fundamentales", ha declarado Ione Belarra, que también aboga por la suspensión "urgente" de relaciones diplomáticas con Israel y la imposición de sanciones económicas.
En España no parecen darse tales extremos, si bien es cierto que la exposición pública de banderas palestinas puede acarrear problemas. Así sucedió el 15 de octubre durante un partido de fútbol de la Segunda División española en Eibar (País Vasco), cuando la policía autónoma vasca quiso requisar una bandera palestina a un espectador, que se negó a entregarla. El espectador fue finalmente expulsado del estadio y multado, entre las protestas del público.
Nadie acierta a comprender bajo qué supuestos legales se procedió a este hecho; la bandera palestina es un emblema legal reconocido por Naciones Unidas y no un símbolo que incite a la violencia y deba prohibirse, como recoge la Ley del deporte en España.
"La propuesta de sanción por exhibir una bandera palestina constituye una vulneración de su derecho a la libertad de expresión", escribe en su cuenta oficial de X Amnistía Internacional, que considera que no se cumplen los requisitos "para poder restringir el derecho a la libertad de expresión".
"El mero hecho de exhibir la bandera palestina no puede considerarse una incitación a la violencia, el racismo, la xenofobia o cualquier otra forma de discriminación, ni tampoco una alteración del orden público", afirma la sucursal española de esta organización.
El 18 de octubre, en un partido de la Euroliga de baloncesto que enfrentó en Valencia al equipo local con el Maccabi de Tel-Aviv, disputado bajo un fuerte dispositivo policial de más de 700 efectivos y en un ambiente de bunkerización, se requisaron a la entrada todas las banderas palestinas de los aficionados. En el interior, con unas gradas semivacías durante todo el encuentro, había numerosas banderas israelíes.
Las voces de protesta a nivel institucional en el mundo de habla hispana no solo parten de Cuba, Venezuela o Bolivia, países que hace tiempo rompieron sus relaciones diplomáticas con Israel. Los Gobiernos de México, Colombia o Chile han experimentado en mayor o menor medida roces a nivel diplomático producto de su ruego a Tel-Aviv de que ajuste sus acciones con arreglo al derecho internacional y respetando la integridad de la población civil.
El ejemplo más claro es el de Colombia. Su presidente, Gustavo Petro, luego de hacerse eco de un mensaje en la red X de Lior Haiat, portavoz de Exteriores de Israel, respondió que "si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios". En su misiva, Haiat acusaba a Petro de "antisemita" y de apoyar "las atrocidades cometidas por los terroristas", por lo que convocaba a la embajadora colombiana en Tel-Aviv "para una conversación de reprimenda" y anunciaba la suspensión de las "exportaciones de seguridad" al país latinoamericano.
En su respuesta, Petro quiso también destacar su desprecio por las citadas "exportaciones de seguridad". "Ni los Yair Klein, ni los Raifal Eithan podrán decir cuál es la historia de la paz de Colombia. Desataron la masacre y el genocidio en Colombia", escribió, aludiendo así a dos históricos militares israelíes que antaño operaron en Colombia.
Klein, militar mercenario, instruyó a paramilitares y a grupos armados del narcotráfico en técnicas de combate y represión. Eithan, general, asesoró al Gobierno de Virgilio Barco y fue el ideólogo del plan de asesinar a los miembros del partido político Unión Patriótica, surgido al albor del fallido proceso de paz de 1984 con las FARC, obrándose así la desaparición física y criminal de un sujeto político legítimo.
También con México, Chile y Brasil
En menor medida, una cierta tensión también se ha apoderado de las relaciones entre Israel y México, cuyo presidente, Andrés Manuel López Obrador, abogó desde el inicio de la crisis por el diálogo y la paz.
"Nosotros somos pacifistas y no queremos que pierda la vida ningún ser humano de ninguna nacionalidad, sean de Israel, sean palestinos. Queremos que se garantice el principal de los derechos humanos, que es el derecho a la vida", dijo AMLO ya el día 9 de octubre. Acto seguido, mediante un comunicado, la Embajada israelí en Ciudad de México lamentó que no hubiera adoptado "una postura más enérgica y decidida ante esta situación".
En Chile, donde el presidente Gabriel Boric condenó tanto las acciones terroristas de Hamás como "los ataques indiscriminados contra civiles" en Gaza y la "ocupación ilegal" del territorio palestino, su canciller de Exteriores, Alberto Van Klaveren, escribió en X que "el uso de la fuerza contra civiles nunca es aceptable" y que este atañe a "Hamás, la Yihad Islámica, el Estado de Israel y cualquier otro actor". El embajador israelí en Santiago de Chile tildó de "lamentable" el hecho de juntar en una misma frase a Israel, Hamás y la Yihad Islámica.
Todos los países de Latinoamérica que mantienen relaciones diplomáticas con Israel han condenado los atentados cometidos por Hamás el 7 de octubre, pero apenas algún miembro de sus Gobiernos se pronuncia también contra la dureza de la intervención militar en Gaza, la legación diplomática hebrea de cada lugar, protesta.
Mediante un comunicado de su Ministerio de Relaciones Exteriores el mismo 7 de octubre, Brasil expresó su "solidaridad con el pueblo de Israel" y pidió "ejercer la máxima moderación" a las partes, al tiempo que convocaba una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que ahora preside. El embajador israelí en el país carioca caracterizó de "falta de sensibilidad" que Lula da Silva no utilizara la palabra "terrorismo" para referirse al ataque de Hamás.