La movilización discursiva israeli

El ataque de HAMAS el pasado 7 de octubre no solo causó un impacto significativo en la entidad sionista desde el punto de vista militar, sino que también socavó el mito sionista de la seguridad colonial en relación a los colonizados. 
La ansiedad generada por esta operación explica por qué las autoridades sionistas, con la complicidad de los medios de comunicación occidentales, están haciendo todo lo posible para evitar una nueva “rebelión colonial” en Gaza. Para lograrlo, han difundido el discurso tradicional sobre el terrorismo, esta vez con la intención de equiparar a HAMAS con el grupo Daesh.
En esta movilización discursiva, no se tienen en cuenta las profundas diferencias entre ambos grupos ni sus distintos horizontes políticos. Tampoco existe, dentro de esta narrativa, la intención de analizar las diferencias teológicas entre ambos. Una simple búsqueda en Internehamt serviría para poner de manifiesto la absoluta incompatibilidad entre HAMAS y el grupo takfirí Daesh.
Tampoco se busca analizar de manera crítica las bases políticas en las que se apoya Daesh, lo que dificulta la comprensión de su antagonismo con respecto a HAMAS. En este sentido, es importante señalar que Daesh no representa la culminación del proyecto islamista, sino más bien lo contrario. Su enfoque tiene más similitudes con la epistemología occidental de buscar una homogeneización absoluta a través de métodos violentos que con el proyecto de resistencia colonial articulado en un lenguaje islámico que caracteriza a HAMAS.
En otras palabras, mientras que el ISIS aboga por un proyecto homogeneizador basado en el supremacismo sunní, HAMAS es un grupo de Resistencia palestina que no enmarca su proyecto descolonizador en términos sectarios.
El discurso sobre el terrorismo, al equiparar a HAMAS con Daesh, busca retratar a aquellos palestinos que desafíen la situación colonial en la que se encuentran atrapados, o que respalden esta causa, como bárbaros no civilizados. Una vez lograda esta asimilación, cualquier esfuerzo por resistir al colonialismo sionista, incluso las demandas de respeto al derecho internacional, puede ser criminalizado y descrito como complicidad con el terrorismo.
Este discurso también destaca que ya no es necesario buscar excusas legales para justificar el colonialismo sionista. El colonialismo más severo y crudo está resurgiendo con la normalización del discurso que retrata a los palestinos como “animales”.
La reaparición de este colonialismo descarnado se puede atribuir a la reciente operación de HAMAS, que ha generado en el lado palestino una sensación de victoria, mientras que en el lado sionista ha confirmado la pérdida de la seguridad que parecía garantizada. El lema palestino, “desde el río hasta el mar”, utilizado para reclamar la liberación de toda Palestina desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, ha dejado de ser un ideal para convertirse en un objetivo tangible. De ahí la ansiedad en el ámbito sionista por evitar una repetición de lo ocurrido el pasado 7 de octubre.
Con este propósito, se recurre una vez más al término “terrorismo” para desacreditar cualquier rebelión anti-colonial que ponga en peligro la estabilidad y supervivencia de la colonia sionista.
Es necesario señalar que el término “terrorismo” no busca simplemente describir, sino que tiene un carácter prescriptivo. Es decir, su objetivo es crear lo que pretende describir. Cuando se califica algo como terrorismo, lo que finalmente se logra es dar luz verde al Estado para reprimir, limitar la disidencia, violar las libertades civiles, torturar, detener, deportar, invadir, bombardear, matar y llevar a cabo una serie de acciones, todo en nombre de una amenaza llamada "terrorismo" que se acepta como tal.
Desde un punto de vista discursivo, el término “terrorismo” funciona como un medio para estigmatizar a “lo salvaje” y perpetuar la dicotomía entre civilización y barbarie. Se utiliza para marginar a individuos, grupos de personas e incluso ideas, excluyéndolos de la comunidad humana o la familia humana. En consecuencia, se les percibe como una amenaza para la comunidad humana y, como resultado, se considera necesario eliminarlos.
El lenguaje sionista, en particular el intento de equiparar a HAMAS con Daesh, responde a un esfuerzo constante por perpetuar la división entre seres humanos y aquellos a los que se retrata como “animales” amenazantes para los primeros.
Por lo tanto, lo que subyace detrás de esta nueva apropiación discursiva sionista de Palestina es el intento de deslegitimar no solo a HAMAS, sino a toda la Resistencia anticolonial palestina.
Por: Xavier Villar