La actual estrategia de Estados Unidos de hacer prevalecer su hegemonía frente a Rusia y China creando el “caos” en el mundo, no nace con la administración de George Biden.
Si bien una parte de sus fundamentos teóricos se remiten a la fase expansionista de ese país - como el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe -, y se desarrollan en los años de la Guerra Fría, es en los años 90 del siglo XX, con un orden mundial económico y político-militar caracterizado por la unipolaridad, que los neoconservadores norteamericanos logran reforzar sus acciones para hacer prevalecer la hegemonía norteamericana en todas las áreas del mundo. Situación, no obstante, que no duro mucho ya que hacia la primera década del siglo XXI, Estados Unidos dejaba de ser el árbitro global exclusivo de las relaciones internacionales.
Mantener el mundo unipolar bajo el control hegemónico norteamericano, o lo que es lo mismo, preservar el reino o imperio estadounidense, sin embargo, sigue constituyendo su objetivo primordial. Y con Biden los neoconservadores llevan las riendas del poder. Para conseguirlo “cortan” cualquier cabeza, no importa dónde ni cómo. Esta es la situación de hoy. Para confirmarlo sólo hay que mirar alrededor y ver lo que está sucediendo en la mayor parte de los rincones del mundo.
Asumimos la noción de hegemonía norteamericana, como el dominio que tiene sobre otros estados el que, pudiera decirse, desde la Segunda Guerra Mundial y hasta hoy es el principal actor de las relaciones internacionales: los Estados Unidos. Dominio que es el resultado de las relaciones de poder que en las sucesivas fases de expansión capitalista han configurado este sistema geopolítico facilitando su desarrollo y obstaculizando el de otros países.
Ese dominio es ejercido también sobre la base de los intereses y de la ideología imperialista que conforman al mundo capitalista como un bloque histórico general, cuya dirección se dirige a la reproducción de la dinámica hegemónica. El bloque, denominado por algunos autores “Sistema Occidental”, está conformado básicamente por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón –además de Canadá, Australia, Nueva Zelanda–. El rol central de esa extensa área corre a cargo de Estados Unidos y su histórica socia especial: Gran Bretaña. La Unión Europea y Japón (respectivamente los límites oeste y este del continente euroasiático) son la periferia de la zona con una importante función geoestratégica respecto de la masa continental eurasiática . La hegemonía estadounidense - señala Samir Amin, reconocido economista y científico egipcio - exige que sus aliados accedan a seguir la estela norteamericana sin ningún tipo de crisis emocional. ni aspavientos sobre "cultura"... Esto significa a su vez que todos los discursos con los que los políticos europeos alimentan a su audiencia sobre el poder económico de Europa no tienen una trascendencia real. Al situarse exclusivamente en el terreno de las disputas mercantiles, sin un proyecto propio, Europa está vencida de antemano. Y Washington sabe esto muy bien .
La corriente política ideológica que sostiene la concepción de la exigencia de la hegemonía norteamericana es el neoconservadurismo la que, independientemente de los sujetos de distintas generaciones que la representan, ha tenido y tiene una idea común: la “grandeza nacional” y su necesidad para satisfacer el interés nacional estadounidense.
Para los neoconservadores norteamericanos la grandeza nacional supone no sólo la hegemonía, sino también necesariamente la unipolaridad. Lo que se traduce en que, para ellos, mantener la hegemonía significa que Estados Unidos debe ser el único polo de poder real en el sistema de relaciones internacionales. Su liderazgo está basado, en consecuencia, no sobre el equilibrio de poder que reconoce a otros actores en igualdad de condiciones, sino sobre el constante uso disuasivo y preventivo del poder militar. Premisa que requiere que ese país sea quien establezca, sin reparo de ningún tipo, las reglas del orden mundial y que esté preparado para hacerlas cumplir . Ese es su objetivo, sea cual fuere el ropaje con el que se presente y/o las características de las políticas que adopte para la organización y gestión dentro del sistema internacional actual, sean éstas unilaterales o multilaterales.
Conservar el poder hegemónico de Estados Unidos supone, por ende, su dominio de determinadas zonas de la geografía global y, en consecuencia, el ejercicio del poder para asegurar su espacio vital, concepto definido como el área geográfica que los estados buscan conquistar y controlar para su propio desarrollo.
Es en los primeros años de la década del 90, en el marco de la desaparición de la URSS y del campo socialista europeo, que ve la luz en Estados Unidos la Guía de política de Defensa para el período fiscal 1994-1999 . La misma contiene una declaración de política sobre la misión de Estados Unidos en la era posterior a la Guerra Fría para mantener la hegemonía norteamericana. El proyecto fue elaborado por Paúl Wolfowitz - conocido defensor de una política exterior agresiva, de la supremacía militar estadounidense, así como de las políticas de la entidad sionista – quien era entonces subsecretario de Defensa para Política (1989-1993), siendo entregado a Richard Cheney, en ese momento secretario de Defensa (03/1989-01/1993) del gobierno de George H. W. Bush.
En esta Guía se habla de una nueva estrategia de defensa que posibilite un nuevo orden mundial sostenido por los Estados Unidos, donde ese país sería la única superpotencia que establecería alianzas coyunturales, según los conflictos. La ONU e incluso la OTAN estarían cada vez más en una posición de no intervención . Se defiende en ella, asimismo, el derecho de ese país a intervenir cuando y donde lo crea necesario, así como la idea de que los Estados Unidos deben mantener una posición unipolar permanente, lo que lograría mediante la expansión de su poder militar. En Oriente Medio y el suroeste de Asia debían seguir siendo la potencia exterior predominante, reafirmando sus compromisos con Israel.
Para finales de esa misma década los neoconservadores crean un grupo de expertos o think tank que se llamó “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” (PNAC por sus siglas en inglés). El PNAC, en el año 2000, publica su documento clave: Rebuilding America´s Defenses (Reconstruyendo las Defensas de América, léase Estados Unidos) . Una estrategia para preservar y extender el orden mundial unipolar y expandir hacia el futuro el liderazgo global de Estados Unidos. O, en otras palabras, para garantizar el “reino estadounidense” o quizás debía decirse el gran imperio norteamericano, basado en su predominio militar.
En el PNAC participaron un grupo de figuras como William Kristol, Robert Kagan, Thomas Donnelly, Richard Perle, John Bolton, los ya mencionados Paul Wolfowitz y Richard Cheney, y muchos otros . Figuras que tenían en común el compartir la idea de que Estados Unidos tenía que aprovechar el momento para promover su poder e intereses y extender un orden internacional favorable a su seguridad y su dominio a todo el planeta. Figuras que han estado vinculadas y han sido, y algunos aún lo son, activos personajes públicos de la derecha conservadora de su país, desempeñado importantes cargos en el gobierno y en su toma de decisiones .
Esta estrategia, sin embargo, no era la primera presentada por los neoconservadores para preservar un liderazgo. En 1996 había sido publicada otra para asegurar otro “reino”: A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm (Una ruptura limpia: una nueva estrategia para asegurar el reino – refiriéndose a la entidad sionista) , conocido como Clean Break.
El Clean Break fue elaborado bajo la dirección de Richard Perle - miembro y luego presidente, con Bush hijo, del Comité Asesor de la Junta de Política del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (1987-2004) -, y estaba dirigido al estrenado entonces primer ministro Benjamín Netanyahu. Su título, altamente sugestivo y explicativo: las “nuevas condiciones” para asegurar el “reino sionista”, no es más que la expresión de las convicciones de los neoconservadores/futuros miembros del PNAC de que una línea dura por parte de la entidad sionista contra los palestinos y contra otros países árabes era lo que más convenía a los intereses estratégicos de Estados Unidos, tal y como luego expresaron en la carta que dirigieron al presidente Bush en abril del 2002 . Desplegar una estrategia de desestabilización, manipulando las diferencias étnicas, religiosas y rivalidades regionales - aspectos a los que responderá la creación de Al Qaeda y otros grupos terroristas – y, consecuentemente, a mantener la región sumergida en desequilibrios y conflictos sin dudas, era ideal para Washington.
Se trata entonces, se podría decir, de afirmar dos “reinos”. O, en otras palabras, asegurar la hegemonía mundial del “reino estadounidense”, o sea, el imperialismo norteamericano y, en particular su hegemonía en el Medio Oriente a través de la hegemonía regional de su aliado, el “reino sionista”.
Para el año 2000 Paúl Wolfowitz es ya Subsecretario de Defensa de Estados Unidos bajo las órdenes del secretario de Defensa (01/2001-12/2006) Donald Rumsfeld, uno de los arquitectos clave de las guerras de décadas en Irak y Afganistán, el cual – apoyado por Richard Cheney, que no es sólo ya vicepresidente (01/2001-01/2009) del gobierno de George W. Bush, sino también el encargado de su “Plan Energía”, crea en octubre de 2001 la llamada Oficina de Transformación de la Fuerza (Office of Force Transformation, OFT), con el almirante Arthur K. Cebrowski al frente.
Esta nueva visión , denominada “Doctrina Rumsfeld-Cebrowski” parte de un conjunto de conceptos estratégicos que fueron expuestos por Thomas Barnett , asistente de Cebrowski en OFT. Así, se plantea que, para mantener la hegemonía mundial, Estados Unidos debe dividir el mundo en dos partes: De un lado estarían los estados estables que gozan de los beneficios del sistema, son los que constituyen el Núcleo Funcional o Núcleo del mundo. Esta sería, según esta visión, la parte que tiene funcionalidad, pues allí es dónde la globalización está llena de conectividad de red, transacciones financieras, flujos de medios liberales y seguridad colectiva. Y estaría constituida por América del Norte, gran parte de América del Sur, la Unión Europea, la Rusia de Putin, Japón y las economías emergentes de Asia (sobre todo China e India), Australia y Nueva Zelanda y Sudáfrica.
La otra parte constituye “la Brecha” (Gap en inglés). Está formada por el resto del mundo: la Cuenca del Caribe, prácticamente toda África, los Balcanes, los Cáucaso, Asia Central, Medio Oriente y Sudoeste de Asia, y gran parte del Sudeste Asiático obviando, claro está, valores atípicos excluidos geográficamente de su enfoque como es, por ejemplo, la entidad sionista, aislada en la Brecha. En ella el caos alcanza proporciones tan espantosas que nadie piensa ya en resistir sino sólo en sobrevivir. Dado este escenario, se afirma que los Estados estables (Núcleo) no deben tratar directamente con los países que formaban parte de Gap o “tanque” de recursos, y sólo tendrían acceso a ellos recurriendo al ejército estadounidense. ¿Cuáles son, entonces, los puntos claves de esta “nueva” visión?
• No sólo derrocar a gobiernos progresistas ni robar el petróleo y el gas de las regiones que los poseen, sino y sobre todo destruir sistemáticamente toda la estructura estatal en los países que conforman la Brecha, haciéndolos retroceder a la era del caos, de manera que nadie pueda oponerse en ellos a la voluntad de Washington.
• La guerra sin fin. Desatar guerras contra regiones enteras del mundo, e iniciar muchas guerras, manteniéndolas todo el tiempo posible, y no guerras contra tal o más cual país, ni de ganarlas o evitarlas.
• Bloquear el surgimiento de cualquier competidor potencial a la hegemonía estadounidense, particularmente las “naciones industrializadas avanzadas”.
En otras palabras, para seguir siendo la primera potencia mundial y garantizar tanto para sí como para sus aliados la explotación de los recursos naturales de los países pobres sin obstáculos políticos, los Estados Unidos tendrá que recurrir a la guerra. Para ello deben reconstruir y fortalecer su fuerza militar.
En septiembre de 2002 el Congreso aprueba, consecuentemente, “la Estrategia de Seguridad Nacional” en la cual se consagra, entre otras cosas, el llamado ataque preventivo, bajo el principio de defensa propia. Lo que significa que los Estados Unidos se asignan a sí mismos el derecho del uso unilateral de la fuerza donde lo consideren conveniente. Acción que ha sido duramente criticada desde el ángulo jurídico, llegando incluso a considerarse ilegal . Carta blanca, asimismo, en sus manos para instalar sus bases militares en muchos países sin autorización de sus gobiernos, constituyendo de hecho una invasión, como en Irak y Siria. Pero también ejemplos claros y lastimosos de la incapacidad de las organizaciones internacionales y en particular, de la ONU, para oponerse al imperio, jugando sólo el rol de observar como todos y cada uno de los principios de su carta fundamental son atropellados impunemente en medio del silencio Internacional.
De ese modo, desaparecido el campo socialista europeo y desintegrada la URSS, fue el entorno geoestratégico que se encuentra en el área que se extiende desde Pakistán, a través del Cuerno de África hasta Marruecos y las estratégicas zonas del norte de África, Asia Occidental y Asia Central, el que constituyo una prioridad para los estadounidenses, convirtiéndose en el escenario principal para el despliegue de su poderío militar. En octubre del 2001 los Estados Unidos invaden Afganistán – fue el primer paso. Luego vinieron otros países, Irak, el Líbano, Libia, Siria... Las ideas del Clean Break y del PNAC, simbiosis de los planes sionistas y de los neoconservadores norteamericanos para la dominación del mundo, así como las Doctrinas Wolfowitz y Rumsfeld-Cebrowski fueron decisivas en la elaboración y puesta en práctica de la concepción del "Nuevo Oriente Próximo” o Gran Medio Oriente.
En el 2006, con los fracaso particularmente en Irak y en el Líbano, tanto el PNAC como la OFT fueron disueltas. Pero sus concepciones, si bien dejaron de ser las dominantes, no desaparecieron . Tres años después los directores del proyecto PNAC, William Kristol y Robert Kagan fundan el think tank “The Foreign Policy Iniciative” (La Iniciativa de Política Exterior, FPI) para ejercer influencia, esta vez sobre el futuro gobierno de Obama, abogando por el aumento de tropas en Afganistán y un papel activo de Estados Unidos en Siria. Será disuelto en el 2017. El “Nuevo Capítulo” de Obama vendrá acompañado del giro hacia la región asiática.
Con la administración de Biden los neoconservadores están de nuevo en el poder. El objetivo es el mundo (y no sólo Rusia y China, sino que también, como dijo la actual subsecretaria de Estado de Biden, “Fuck the EU!” ), y sus concepciones de nuevo son las dominantes.
* Fuente: El artículo se basa en lo fundamental en lo planteado en el epígrafe del mismo nombre del Capítulo 12 del libro de los autores que lleva el título: El Proceso de Penetración, Ocupación y Destrucción de Palestina. Fundamentos, Etapas y Perspectivas, publicado de forma independiente en abril del 2023.
Por Nicola Hadwa y Silvia Domenech