Tras el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, el Gobierno de Joe Biden vendió más del 40% de su reserva estratégica de petróleo en aras de controlar la subida de precio del combustible; sin embargo, esta medida podría ser cobrada con creces en medio del conflicto entre Israel y Gaza, advierte el medio estadounidense 'Político'.
De acuerdo con acusaciones por parte de integrantes del Partido Republicano, el Gobierno de Biden dejó a EEUU en un estado de vulnerabilidad ante una posible interrupción del suministro mundial de petróleo, en un momento en el que el conflicto entre Palestina e Israel va en escalada.
"Es culpa de Joe Biden por intentar bajar el precio de la gasolina antes de las elecciones", dijo a Político el presidente de la comisión de recursos naturales de la Cámara de Representantes, el republicano Bruce Westerman.
Previamente, el ahora extitular de ese recinto legislativo, Kevin McCarthy, lamentó ante periodistas que la "reserva estratégica de petróleo se ha reducido a nada".
Según datos recopilados por el medio, la reserva de EEUU asciende a 351 millones de barriles, una cifra muy por debajo del máximo de 727 millones que el país concentró durante la Administración del ahora expresidente Barack Obama.
En tanto, la gestión de Biden ha defendido su manejo de la reserva, diciendo que todavía tiene suficiente crudo para proteger las necesidades estratégicas de la nación y ofrecer un colchón ante cualquier contratiempo. "No me preocupan en absoluto los niveles de reservas", dijo la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, ante un comité de la Cámara de Representantes en septiembre pasado.
Pero incluso si EEUU tuviera la misma reserva que hace año, ni siquiera eso protegería al país del shock de precios que estallaría si un conflicto bloqueara los 20 millones de barriles de petróleo que fluyen cada día desde el Golfo Pérsico a través del Estrecho de Ormuz, advirtieron analistas petroleros.
"Los niveles relativamente bajos en la reserva dejan a Estados Unidos en una posición de depender de Arabia Saudita y otros con capacidad excedente para aumentar el suministro en caso de un corte del petróleo iraní", apuntó el analista de BCA Research Bob Ryan, en entrevista con el medio.
El precio del petróleo fue uno de los primeros en reflejar las reacciones de los mercados ante la escalada de tensiones entre Palestina e Israel.
"Que la disminución de la reserva se convierta en un riesgo para la seguridad depende mucho de lo que ocurra con la guerra entre Israel y Hamás", dice el medio.
"De momento, no se ha extendido a los países productores de petróleo, lo que mantiene a raya —por ahora— la preocupación por la interrupción del flujo de crudo desde Oriente Próximo. Las hostilidades provocaron inicialmente que los precios del petróleo en Estados Unidos, que habían caído a casi 80 dólares el barril la semana anterior, subieran a 87 dólares el barril al día siguiente del ataque. El viernes por la tarde, se situaba ligeramente por debajo de los 88 dólares".
Según los analistas, en ese escenario Estados Unidos no se quedaría sin hidrocarburo, pero el coste que pagarían los consumidores por repostar sus vehículos aumentaría considerablemente.
Por ejemplo, el pasado 9 de octubre el crudo Brent subió 4,2%, a 88,15 dólares el barril, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) tuvo un alza de 4,3%, con un precio de 86,38 dólares por la misma unidad, según Al Jazeera.
En esta línea, la Agencia Internacional de la Energía afirma que el mercado mundial podría sufrir un déficit de alrededor de 2,3 millones de barriles por día (bpd) a finales de 2023.
Esto, a pesar de todo, jugaría a favor de exportadores, gracias a los precios elevados de hidrocarburos y, al mismo tiempo, es "una señal ominosa" para las economías occidentales, sobre todo de Europa