La Fiscalía de Dabrowa Górnicza (Silesia, Polonia) está investigando a un obispo identificado como Tomasz Zmarzly por presuntamente no haber socorrido a un prostituto durante una "fiesta sexual", informaron este lunes medios locales.
La semana pasada se supo que un grupo de sacerdotes de esa ciudad sureña había organizado una fiesta en un edificio residencial perteneciente a la parroquia, en la que varias personas —incluido el trabajador sexual— consumieron drogas.
De acuerdo con el diario Gazeta Wyborcza, el prostituto "perdió el conocimiento", por lo que algunos de los presentes llamaron a una ambulancia. No obstante, cuando los paramédicos llegaron, se les negó la entrada al recinto, por lo que estos se pusieron en contacto con la Policía, que los ayudó a acceder al hombre inconsciente.
Según un portavoz de la Fiscalía local, se ha abierto una investigación sobre lo ocurrido con el hombre, en cuyo apartamento tuvo lugar el presunto incidente, por posible omisión de socorro a una persona cuya salud está en peligro, delito que puede acarrear penas de hasta tres años de cárcel en ese país eslavo.
Los acontecimientos dieron un nuevo giro dramático cuando, el jueves por la noche, un hombre prendió fuego a las puertas de la basílica de la parroquia donde habían tenido lugar los hechos, tras lo cual fue detenido. El incendio, que fue extinguido por los bomberos, no dejó heridos.
Un día después, la curia anunció que el obispo en cuestión había sido apartado de todas sus funciones eclesiásticas "hasta que se aclare el asunto". Por su parte, el semanario católico Niedziela dijo que ha puesto fin a su colaboración con el sacerdote, que era redactor jefe de la edición de la ciudad de Sosnowiec.
Asimismo, el 24 de septiembre se leyó en todas las iglesias de la diócesis una carta de Grzegorz Kaszak, obispo de Sosnowiec, en la que se pedían disculpas por estos "dolorosos acontecimientos" y se hablaba de "sacerdotes avergonzados", sin dar más detalles al respecto.
Varios sacerdotes de la diócesis de Sosnowiec sostienen que en su comunidad conocían el "problema de sexualidad" de Tomasz, pero nadie hizo nada para ayudarlo. "Somos expertos en fingir", comentaron los clérigos.