La Comisión Europea augura que la Unión Europea (UE) y la Eurozona sufrirán una recesión para este invierno y un desplome del crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB) real en 2023, según sus previsiones económicas de otoño, publicadas este viernes, que señalan que se trata de un "punto de inflexión" para su economía.
"Se espera que la contracción de la actividad económica continúe en el primer trimestre del próximo año", reza el texto. "Por lo tanto, se espera que la UE y la zona euro, y la mayoría de los Estados miembros, experimenten una recesión técnica este invierno", añade.
Asimismo, indica que, pese a "fuertes vientos en contra que siguen frenando la demanda", la economía del bloque se recuperará en primavera, si bien se cree que habrá un "crecimiento débil" del PIB real tanto de la Unión Europea como de la Eurozona, que sería de solo el 0,3 % en todo el 2023, muy por debajo del 1,5 % y el 1,4 % que anotaban las previsiones económicas de verano.
Se prevé que la inflación media se mantenga alta, en un 7 % en la UE y en un 6,1 % en la Eurozona, una revisión de cifras muy importante en relación con el 4,6 % y el 4,0 %, respectivamente, a los que apuntaban los pronósticos previos.
El texto indica que la actual situación en Ucrania tiene repercusiones económicas en la economía global, detallando que la UE se encuentra entre las regiones más expuestas debido a su proximidad geográfica y su fuerte dependencia de las importaciones de combustibles fósiles.
"Frente a las persistentes presiones inflacionarias, se espera que la política monetaria continúe su senda de endurecimiento", sostiene. "De acuerdo con las expectativas del mercado, se supone que el BCE [Banco Central Europeo] seguirá subiendo su tasa de interés durante 2023", agrega.
Por otro lado, la Comisión Europea señala que, a pesar del apoyo de las medidas fiscales, la "gran pérdida" en el ingreso real disponible de los hogares continuará durante los próximos trimestres, precisando que también ha afectado su riqueza financiera.
Además, se prevé que el crecimiento del consumo privado real se desacelere bruscamente, de un 3,7 % en 2022 a un 0,1 % en 2023, antes de aumentar hasta el 1,5 % el año siguiente a medida que los salarios reales y, por lo tanto, los ingresos disponibles, permitan a la gente recuperar parte del poder adquisitivo perdido.