En Alemania, se está desmantelando un parque eólico para abrir paso a la expansión de una mina de carbón de lignito a cielo abierto, mientras parte de la sociedad acusa al Gobierno de la coalición liberal de izquierda, liderado por el canciller Olaf Scholz, de incumplir sus promesas climáticas en detrimento del medioambiente.
Se trata del parque eólico de Keyenberg, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. La infraestructura se encuentra cerca de la mina de carbón de Garzweiler, operada por el gigante energético RWE. El portal Oilprice informa que el desmantelamiento de al menos una turbina eólica ya ha comenzado.
Anteriormente, RWE había anunciado que en octubre tres de sus unidades de lignito que estaban paralizadas regresarían al mercado de la electricidad según lo programado. Cada una de las tres unidades tiene una capacidad de generación de 300 megavatios, y su funcionamiento contribuirá a "reforzar la seguridad de suministro en Alemania durante la crisis energética, así como al ahorro de gas natural en la generación eléctrica".
Esto puede parecer "paradójico", pero "así están las cosas", dijo un portavoz de esa compañía al diario The Guardian. Además, aclaró que el desmantelamiento de las turbinas para dar paso a la expansión de la mina fue parte del acuerdo original que permitió la construcción del parque eólico en 2001, y que no es el resultado de un repentino cambio de giro en la política energética alemana.
Algunas autoridades de Renania del Norte-Westfalia han pedido a RWE que cancele sus planes de desmantelar el parque eólico, e instan a que se explote al máximo el potencial de sus turbinas. Mientras que los activistas medioambientales califican de "absurdo" que el Gobierno de Scholz haya decidido recurrir a los combustibles fósiles, pese a que prometió expandir masivamente la producción de energía a partir de fuentes renovables bajo su mandato.