Porque ha sido expulsado el Acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ap 12,10 Satán se alegra cada vez que los hombres pecan, y no deja ninguna oportunidad de decirle a Dios que tal o cual alma ha caído. Satán cada vez que quiere hablar a su Creador sólo tiene que dirigirse a El. Dios escucha todo lo que se le dice, es decir conoce cualquier especie inteligible que procede de cualquier demonio. El demonio no tiene que ir a ningún lugar pues Dios está en todas partes. Que Satán le recuerda a Dios los pecados que cometemos, es lo que se quiere expresar cuando se dice que nos acusa. Este tipo de comunicación entre Dios y Satán viene reflejada tanto en el libro de Job cuando ambos hablan, como en el libro de Zacarías (Zac 3,1).
Satán lo único que desea con ello es recordar a Dios sus triunfos sobre nosotros. Tras el Juicio Final ya no se cometerán más pecados, así que el Diablo ya no podrá acusarnos de nada.