Vestíos la armadura de Dios, para que podáis resistir las estratagemas del Diablo; porque no entablamos el combate contra una criatura humana, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra las fuerzas espirituales del mal que están en las regiones del aire. Ef 6,11-12
La Sagrada Escritura al hablar de los demonios siempre los sitúa en uno de dos lugares: o en el infierno (es decir, en lo que está debajo, pues eso significa infierno) o en el aire. Al decir que están en el aire lo único que se quiere expresar es que pueden estar en todas partes, que no se desplazan como nosotros sobre la tierra, sino que se mueven con completa libertad. San Pablo vuelve a mencionar esto al llamar al Diablo "el Jefe de la autoridad del aire" (Efes 2,2). Aunque este versículo cabe traducirlo también como "el Dominador del poder del aire".