Comienza la guerra por el gas del Mediterráneo

El envío de 3 drones por parte del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) hacia una plataforma de gas en disputa con Israel en el Mediterráneo fue un fogueo de salva inicial.
El movimiento libanés dijo que los drones lanzados hacia el campo de gas de Karish, en aguas reclamadas tanto por El Líbano como el régimen de Israel, habían estado en una misión de reconocimiento. “El mensaje fue entregado”, señaló Hezbolá.
No fue una sorpresa que Hezbolá enviara tres drones de reconocimiento desarmados sobre el campo de gas en disputa, ya que la decisión de hacerlo se tomó hace semanas, a la espera del momento adecuado para implementarla. Esta medida, que es un preludio de más por venir, tenía varios objetivos.
En primer lugar, alarmar e inquietar a los ingenieros y trabajadores israelíes que operan en las plataformas de gas en la zona económica y hacerlos sentir inseguros, provocando eventualmente que evacuen y dejen de explotar el gas hasta que se llegue a un acuerdo de límites marítimos, lo que no parece factible en la actualidad.
En segundo lugar, en su último discurso, el líder de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, se comprometió a proteger los yacimientos de gas de El Líbano y evitar que el régimen de Tel Aviv los saquee, y a tomar medidas contra el buque perforador griego desplegado en la zona si continúa robando el gas libanés. Nasralá cumplió con su promesa, como de costumbre, dos días después de que la embajadora estadounidense en Beirut, Dorothy Shea entregara al Gobierno libanés la respuesta despótica de Israel al enviado estadounidense en las negociaciones de límites marítimos Amos Hochstein.
En tercer lugar, afirmar que el expediente de las reservas de gas de El Líbano ha sido efectivamente entregado a la Resistencia libanesa, para que obtenga los derechos reclamados del pueblo libanés de los campos de gas en disputa con Israel, tal y como liberó el territorio ocupado de El Líbano en 2000, en una guerra en la cual infligió una derrota humillante al ejército israelí.
Cuando Israel anunció que sus defensas aéreas habían derribado los tres drones, un portavoz de Hezbolá respondió sucintamente que “la misión se cumplió y el mensaje se entregó”.
Eso significa que Hezbolá ganó la primera ronda de “guerra psicológica” en este nuevo conflicto marítimo al inquietar al enemigo, y también que seguirán más rondas militares a raíz de este “mensaje” de advertencia.
También explica por qué el ejército israelí declaró estado de alerta y dijo que estaba considerando formas de tomar represalias. Cualquier represalia de este tipo sería costosa, ya que Hezbolá no se quedará brazos cruzados.
Los tres drones costaron solo unos pocos cientos de dólares cada uno y fueron derribados por misiles por valor de cientos de miles de dólares cada uno. Los drones no se enviaron con el objetivo de traerlos de vuelta, sino para abrir una nueva página en la confrontación marítima por el gas, provocar a la parte israelí e incitarla a tomar represalias de una manera que podría justificar un ataque con misiles y drones a gran escala contra las plataformas de gas israelíes en el Mediterráneo Oriental.
El derribo de tres drones no sofisticados de bajo costo no es una derrota para Hezbolá, y no garantiza las celebraciones triunfalistas de la “victoria” de Israel diseñadas para tranquilizar a sus colonos que temen el estallido de una guerra regional que, una vez que comience, se librará desde múltiples frentes.
Es inaceptable que a millones de libaneses se les niegue combustible, medicinas e incluso ahora pan, mientras Israel les roba el gas a plena luz del día bajo la protección de Estados Unidos y les impide extraerlo amenazando a las empresas petroleras contratadas como Total, ENI y Rosneft.
Un alto funcionario libanés cercano a Hezbolá reveló bajo condición de anonimato que la Resistencia ha tomado la decisión de ir a la guerra para liberar los recursos de petróleo y gas de El Líbano del control israelí al igual que liberó los territorios del sur y desmanteló la “zona de seguridad” de Israel por la fuerza de las armas.
El movimiento Hezbolá no pidió permiso al Gobierno libanés para liberar el sur del país y expulsar a los ocupantes israelíes. Tampoco solicitará aprobación oficial para liberar las reservas de petróleo y gas en aguas territoriales libanesas mientras cinco millones de libaneses pasan hambre.
El Líbano e Israel están ubicados en la cuenca del Levante, donde se han descubierto una serie de grandes campos de gas submarinos desde 2009. Israel ya produce y exporta gas.
Un hallazgo de gas sería una gran ayuda para recuperar la economía de El Líbano, que ha estado sumido en una crisis financiera desde 2019. Eventualmente, tal descubrimiento podría solucionar la falla de larga data de El Líbano para producir electricidad adecuada para su población.
El Líbano e Israel están en desacuerdo sobre la frontera que separa sus zonas económicas exclusivas, un área en alta mar que cada parte puede reclamar para la extracción de recursos.
Israel afirma que la frontera se extiende más al norte de lo que acepta El Líbano, mientras que Beirut busca que se extiende más al sur de lo que acepta Israel, lo que deja un triángulo de aguas en disputa.