La ayuda prestada por EE.UU. a Ucrania implica que Washington "cruzó la línea" y de hecho participa en el actual conflicto entre Kiev y Moscú, según estima Bonnie Kristian, investigadora del laboratorio de ideas Defense Priorities, en un artículo de opinión para el diario The New York Times publicado este 20 de junio.
La experta recuerda el apoyo que la Casa Blanca otorgó a la coalición liderada por Arabia Saudita en el marco de la guerra civil en Yemen, señalando la similitud con el actual conflicto. En este sentido, indica que, aunque Washington nunca participó formalmente en las hostilidades, la coalición mató "a civiles con ojivas fabricadas en EE.UU. y eligió objetivos con la guía estadounidense".
El papel de Washington en Yemen "ha sido lo suficientemente robusto" como para que legisladores estadounidenses, incluida una mayoría bipartidista de senadores en 2019, lo caracterizaran como una violación del primer artículo de la Constitución —que otorga al Congreso el derecho a declarar una guerra— y de la Resolución de Poderes de Guerra de 1973 que pone límites a las acciones militares iniciadas por el presidente.
"Cruzamos la línea en Yemen, concluyeron esos legisladores, aunque no esté del todo claro dónde está la línea. Y lo que hemos hecho en Yemen se parece mucho a lo que estamos haciendo en Ucrania", resume Kristian. "Como mínimo, lo que EE.UU. está haciendo en Ucrania no es no una guerra. Si hasta ahora hemos evitado llamarla guerra, y podemos seguir haciéndolo, tal vez sea solo porque nos hemos vuelto muy inseguros del significado de la palabra", destacó.
Para corroborar sus razonamientos, la analista puso de relieve los cambios en el discurso oficial de la Casa Blanca acerca de los combates en Ucrania. "En marzo, el objetivo de EE.UU. era ayudar a Ucrania a defenderse, pero para finales de abril era una Rusia 'debilitada'".
Además, la investigadora detalla que una parte considerable del paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares de Washington a Kiev se destina para el envío de armamento y la entrega de datos de inteligencia.
Kristian subraya que antes se podía determinar con más facilidad cuando un país se involucraba en un conflicto, pero ahora "la línea entre lo que es guerra y lo que no lo es se ha difuminado peligrosamente", parcialmente debido a los avances tecnológicos como el uso de drones y ataques cibernéticos. Estos equipos permiten "cometer lo que de otro modo podría considerarse como actos de guerra", explica.