Los saharauis libran batalla contra la última colonia de África

El pueblo del Sahara Occidental exige que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rompa el silencio y la comunidad internacional cumpla las resoluciones para resolver el conflicto en la última colonia de África, hogar de un millón de personas bajo ocupación marroquí y campos de refugiados en Argelia.
Nafii Ahmed Mohamed, líder de la Unión de Periodistas y Escritores Saharauis (UPES), expresó en una reunión con un reducido grupo de reporteros al que acudió la Agencia Sputnik: "Aunque nos sentimos libres, seguimos padeciendo la ocupación de nuestra tierra por Marruecos, que intenta opacar y acallar toda voz que pueda dar a conocer la realidad del pueblo saharaui, con atropellos en medio de un silencio sepulcral".
El encuentro se produjo en el marco del Foro Social Mundial, que se celebró en Ciudad de México a principios de mayo.
Después del fin de la Guerra Fría, en 1991, la ONU acordó que se convocara a un referéndum para decidir el futuro del Sahara Occidental, pero los saharauis acusan a Marruecos de haberlo impedido durante tres décadas, apoyado por EEUU y Francia, y sigue siendo un territorio pendiente de descolonización, ahora tolerado por España.
"Merecemos al menos un día de libertad, de democracia, para elegir nuestros derechos y el futuro. Es lo legal y lo justo que hemos esperado durante casi 50 años", reclama Mohamed.
En un desierto de casi 270.000 kilómetros cuadrados (casi el tamaño de Ecuador, por ejemplo), con costas al océano Atlántico, hay una amplia región ocupada por Marruecos —que la ONU no reconoce—, donde el Frente Polisario proclamó su independencia en 1976 y fundó la República Árabe Saharaui Democrática, reconocida por 85 países en distintos grados, excepto grandes potencias.
En palabras en árabe antiguo de las tribus del desierto, traducidas por Mojtar Leboihi Emboiric, encargado de negocios de la embajada Saharaui en México, el líder de UPES expresó: "El derecho internacional es muy claro, hay un pueblo pobre en la zona más rica en recursos naturales", sobre todo minerales.
Parte de la riqueza natural es el valioso fosfato, un fertilizante orgánico que Marruecos exporta ilegalmente a firmas privadas en países como India y México.
"Es el brazo financiero del Estado marroquí", relata Emboiric.
La importación de ese mineral fue prohibida por la Unión Europea y EEUU. No obstante, el monarca Mohamed VI de Marruecos es conocido como el "rey de la piedra fosfórica", el mayor exportador de fosfatos del mundo.
El intelectual saharaui explica que en este caso, olvidado por la comunidad internacional, confluyen una gama de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
"El Sahara es la prisión a cielo abierto más grande del mundo, que ni la ONU puede conocer, donde se padece de represión y persecución, donde las primeras víctimas son los escritores, periodistas y pensadores que levantamos la voz", sentencia el líder de la UPES.
Alzar la voz del Sahara Occidental "implica padecer años de prisión, persecución y vejaciones, para quien piense libremente", prosigue.
Lo comprueban 43 presos políticos en prisiones marroquíes, siete de ellos periodistas, uno en huelga de hambre actualmente.
En noviembre de 2020, en plena pandemia, empezó de nuevo el conflicto armado que ha sido silenciado por Marruecos, mientras España comenzaba un giro en su postura histórica.
A finales de marzo, la monarquía marroquí anunció que España apoyaba un plan de autonomía del Sahara Occidental ocupado, respaldado por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en una carta al rey de Marruecos.
La misiva se aleja de la tradicional "neutralidad activa" de España en esos territorios que fueron suyos.
En la reunión celebrada en la embajada saharaui, con café galletas y dátiles tradicionales, Emboiric exclamó: "Treinta años son suficiente tiempo para demostrar la ineficiencia absoluta de la ONU".
El diplomático y antiguo profesor de economía explica: "Discursivamente y desde la legalidad, la ONU ha dejado claro que es un tema de ocupación militar. Doctrinalmente es clara y precisa en sus resoluciones, matizadas en fechas recientes por presiones de fuerzas que tienen veto", dijo.
Las resoluciones incumplidas son un caso claro de ocupación, que ha tardado 47 años, señaló.
Argumenta que las causas del olvido internacional de las resoluciones están en "deficiencias estructurales de la ONU, que a la hora de llevarlas al terreno se topa con que Francia la vetaría en el Consejo de Seguridad", una de las cinco potencias con ese derecho.
Con una sonrisa e indignación contenida, eligiendo las palabras adecuadas para su condición diplomática, sentencia: "Entendemos esas deficiencias estructurales de la ONU, pero el pueblo saharaui no tiene por qué padecerlas".
Marruecos viola la legalidad internacional "ante la ONU, un testigo mudo y ciego, que no ve que están matando a los saharauis", afirma.
La reunión terminó con un homenaje a Abdallahy Antonio Velázquez, mexicano también con nacionalidad saharaui, otorgada por el presidente Mohamed Abdelaziz (1948-2016).
El defensor de derechos humanos estuvo varios años como observador internacional clandestino en los territorios ocupados por Marruecos.