Mientras los países europeos tratan de reajustar su mercado energético en un intento de desvincularse del gas y petróleo de Rusia y buscan a otras naciones dispuestas a suministrarles estos recursos, la realidad es que "no hay suficientes alternativas a corto plazo" a los hidrocarburos rusos "para evitar un gran dolor económico durante el próximo invierno si Moscú corta los suministros", afirmó The Washington Post en su artículo de este sábado sobre la redefinición del mercado energético mundial.
"En casi todos los escenarios, los próximos 18 meses van a ser una época angustiosa para Europa, ya que las repercusiones de los altos precios afectan en todo el mundo y los gobiernos luchan por alimentar sus fábricas, calentar sus hogares y mantener sus centrales eléctricas en funcionamiento", concluyó el periódico estadounidense.
Ahora que se baraja que la Unión Europea podría introducir pronto restricciones graduales a las importaciones de petróleo ruso y su prohibición total para finales de este año, en el mercado energético van apareciendo exportadores que antes pasaban desapercibidos. Por ejemplo, Argelia, con la que el primer ministro italiano Mario Draghi acordó aumentar las importaciones de gas natural en un 40 %, o Angola, Nigeria y el Congo, así como Catar y EE.UU., que proveen gas natural licuado que sale más caro.
La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, ya advirtió a sus colegas europeos que hay que "tener cuidado a la hora de evaluar una prohibición total por parte de Europa a las importaciones del petróleo", aunque expresó su apoyo al deseo del bloque comunitario de reducir su dependencia energética de Rusia "a mediano plazo".
Las autoridades alemanas y austríacas reconocieron que el boicot a los recursos energéticos rusos supondría un duro golpe para su economía nacional, mientras que Hungría denunció que no tiene capacidad de recepción y transporte que le permita importar el petróleo y el gas de otros países que no sean Rusia.
"Si no hay energía de Rusia, no hay energía en Hungría", resumió la situación el primer ministro húngaro Viktor Orbán, aclarando que para su país no se trata de ponerse un jersey más por la noche, bajar la calefacción o tener que pagar más.
La propia Comisión Europea estima que seguirá dependiendo de los hidrocarburos rusos hasta 2027, pese a las ganas de muchos de cesar cuanto antes los negocios con Moscú en rechazo a su operación militar en Ucrania.
El ministro de Energía de los Emiratos Árabes Unidos, Suhail al Mazrouei, recordó a finales de marzo que actualmente ningún productor es capaz de sustituir el petróleo ruso, que por ahora seguirá siendo una necesidad irreemplazable para todo el mercado energético.
"A no ser que alguien esté dispuesto a venir y traer 10 millones de barriles, no vemos a nadie que pueda sustituir a Rusia", declaró Al Mazrouei. "Dejando de lado la política, este volumen es necesario hoy en día", agregó.
Por su parte, el ministro de Energía de Catar, Saad Sherida al Kaabi, afirmó que también es "prácticamente imposible" para Europa desprenderse del gas ruso tan pronto como quisiera, ya que "entre el 30 % y el 40 % del gas suministrado" al mercado procede de Rusia.