Maleficio es aquella operación que se hace para dañar a otro con el concurso de los demonios. Hay maleficios para matar, para provocar posesión, para que le vayan a uno mal los negocios, para que alguien enferme, etc. Como ya se ha dicho, los maleficios tienen efecto sólo si Dios lo permite. Cuanto más ore uno, más protegido está contra todas estas influencias.
El anterior ritual de exorcismos decía en sus praenotanda: mande al demonio decir si permanece en aquel cuerpo por alguna obra mágica o signos o instrumentos maléficos. Los cuales, si el poseso los ha comido que los vomite. O si están en algún lugar fuera del cuerpo que los revele. Y encontrados que sean quemados completamente.
Si el poseso vomita un objeto maléfico, hay que quemarlo. Pero el exorcista es mejor que no lo toque con las manos. Y si lo toca conviene que mientras lo hace rece. Y que se lave después las manos con agua bendita. De lo contrario ese tipo de objetos puede provocarle alguna vez problemas en la salud durante algún tiempo.