Irán eleva los precios oficiales de venta para mayo de todos los grados de crudo que vende a Asia en medio de la creciente demanda mundial de la energía.
La Compañía Nacional Iraní de Petróleo (NIOC, por sus siglas en inglés) ha fijado los precios oficiales de venta de mayo para el crudo ligero, pesado y del campo petrolífero de Foruzan en 9,20, 7,95 y 8,05 dólares por barril, respectivamente, sobre el promedio Omán/Dubái para Asia.
Según ha publicado este miércoles el Departamento de Asuntos Internacionales de la NIOC, el país persa ha fijado los precios oficiales de venta del crudo ligero para Europa Noroccidental y el Mediterráneo en 3,15 y 2,90 dólares por barril, respectivamente, frente al Brent para mayo, lo que se compara con un aumento de 1,35 y 2,95 dólares en abril.
El informe afirma que las diferencias en precios fueron las más altas jamás registradas.
Los mercados de la energía esperan con impaciencia el regreso de los barriles de Irán en medio de los precios de petróleo al rojo vivo.
Las autoridades iraníes han dicho que la República Islámica se está poniendo del lado de nuevos clientes para exportar su petróleo desafiando de este modo las sanciones más draconianas impuestas por Estados Unidos.
El ministro iraní de Petróleo, Yavad Oyi, anunció este mes que la producción de crudo del país persa ha alcanzado los niveles previos a las sanciones.
Afirmó que Teherán está encontrando nuevos clientes y mercados, utilizando diferentes métodos en los contratos petroleros.
El aumento de las exportaciones es un indicador del fracaso de la llamada campaña de “presión máxima”, con la que la anterior Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, pretendía “reducir a cero” la venta de petróleo iraní y obligar a Teherán a renegociar el acuerdo nuclear —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)— firmado 2015, del que Washington salió en mayo de 2018.
La decisión de Irán se produce en una situación que, en las últimas semanas, los precios de energía, tanto en EE.UU. como en Europa, se han elevado hasta sus niveles más altos en una década, mientras Washington y sus aliados están discutiendo prohibición a las importaciones de petróleo de Rusia, el mayor exportador de crudo y productos petrolíferos del mundo, como una respuesta a la operación militar de Moscú contra Ucrania, iniciada el 24 de febrero.