Aiden Aslin es uno de los mercenarios británicos que fueron capturados en Mariúpol, y después de su captura el joven dió varias entrevistas revelando su experiencia de combate como parte del infame batallón neonazi Azov.
Quizás la más llamativa confesión que hizo Aslin, fue el hecho de que los militantes de Azov detenían a personas civiles, las ataban y ya nunca más fueron vistas.
"He visto a dos civiles que fueron capturados por las fuerzas ucranianas, supuestamente por estar espiando para las fuerzas rusas. Cuando esto ocurrió yo estaba haciendo guardia y vi cómo los combatientes del grupo de reconocimiento del batallón [Azov] los ataron de manos y pies y les taparon los ojos. Se los llevaron al búnker y los metieron en una habitación. Después de eso nunca volví a verlos", declaró el británico.
Con ello aseguró que no sabe a ciencia cierta lo que les ocurrió, pero que solo puede "imaginar lo que les podrían haber hecho". Como él mismo destacó, por desgracia no se sabrá el destino que corrieron estos civiles hasta que todo el territorio de la planta metalúrgica Azovstal no sea estudiado a fondo por los militares rusos y de Donetsk.
Pero este no fue el único caso de detención indiscriminada de civiles que observó Aslin.
"A lo largo de las dos siguientes semanas, algunos civiles pasaban no lejos, y se les decía de manera dura que se fueran, hasta que empezaron a detener a todo el que se acercara al territorio [de la planta], incluso si era un simple error o simplemente se perdían. Se los llevaban", dijo.
En otra entrevista, que concedió al también británico periodista Graham Phillips, el preso profundizó más en los pormenores del conflicto y de la naturaleza intrínseca del batallón Azov que tildó de nazi, así como el uso que hacían de civiles como escudo.
"Nunca había trabajado antes con el batallón Azov antes de llegar a Mariúpol. En uno de los videos de un periodista vi cómo los militantes de Azov usaban los edificios civiles como escudo en pleno combate. Fue entonces cuando empecé a cambiar de opinión sobre ellos, siempre pensé que eran la derecha extrema, pero intentaba convencerme a mí mismo que quizás cambiarían, pero especialmente cuando se tomó el control de su base se hizo muy obvio que son nazis por toda la parafernalia nazi que se encontró allí", narra el británico.
Aslin se dirigió a "los que no saben del tema" y aconsejó que no se crean las noticias. De acuerdo con él, muchas de las tradiciones que tienen los combatientes de Azov son las de los militares nazis, que intentan recrear. "Son unos fanáticos, criminales y nazis", aseveró.
"El Ejército ucraniano nos abandonó, sin comida ni nada. Creo que deberíamos habernos ido de Mariúpol y de Donbás cuando se nos dió la oportunidad. Pero en lugar de eso nuestros comandantes nos dijeron que nos quedáramos en Mariúpol y lucháramos hasta el último hombre. Lo cual es una locura", se lamenta Aslin.
El mercenario acusó a los dirigentes de Ucrania de haber causado la catástrofe de Mariúpol, pues de acuerdo con él, simplemente deberían haberse retirado de Donbás hasta la región de Zaporozhie. Así, opina Aslin, se podría haber evitado la violencia extrema y la ciudad no habría quedado como Stalingrado.
Según Aslin, uno de los principales problemas era la influencia que tenía el batallón Azov, que era multiplicada por el gran apoyo estatal que recibía.
"La influencia del batallón Azov en Mariúpol era enorme, en gran medida gracias al apoyo que recibían del Estado. De hecho, al empezar la operación especial militar hemos podido ver cuánto apoyo recibían realmente. Como por ejemplo los totalmente nuevos HUMVEE blindados, que se les daban a los militantes del Azov en lugar del Ejército regular", detalló Aslin.
[Zelenski] nos abandonó. Miren como era Mariúpol antes: si nos hubiésemos ido de Donbás, Mariúpol aún seguiría siendo una ciudad. Ahora mismo son tumbas. Lo podéis ver en los reportajes de un periodista que sigue a las tropas de Rusia y Donetsk (Patrick Lancaster), que conversa con los civiles. Estuvo en Mariúpol contando cómo los militares ucranianos y el Azov usaban como escudo edificios con civiles dentro.
"Esta guerra comenzó porque Ucrania no quiere paz", concluyó Aslin al comentar que los dirigentes ucranianos no querían acatar las soluciones diplomáticas.