Eutico resucitado

El domingo nos reunimos todos para comer la Cena del Señor, Pablo tenía pensado irse al día siguiente. Él tomó la palabra y les habló hasta la media noche, estábamos todos en el piso de arriba y había muchas luces en el cuarto. 
Un joven llamado Eutico estaba sentado en una ventana. Pablo hablaba y a Eutico le dio mucho sueño hasta que se quedó dormido y se cayó por la ventana desde un tercer piso. Cuando fueron a levantarlo ya estaba muerto. 
Pablo bajó a donde estaba Eutico, se arrodilló y lo abrazó. Les dijo: No se preocupen, él está vivo. Pablo subió de nuevo, partió el pan y comió, siguió hablando hasta el amanecer y después se fue.
Llevaron vivo a Eutico a su casa y todos se animaron mucho. Nosotros nos fuimos en barco hasta Asón antes que Pablo porque él tenía planeado ir por tierra y embarcarse con nosotros en Asón. Más tarde nos encontramos con Pablo en Asón y viajó con nosotros a la ciudad de Mitilene. Al día siguiente, el barco salió de allí y llegamos a un lugar cercano a la isla de Quío. De ahí navegamos hasta Samos. Un día después, llegamos a la ciudad de Mileto. 
Pablo ya había decidido no detenerse en Éfeso porque no quería quedarse mucho tiempo en Asia. Hacía todo lo posible por apurarse y llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés.