La glorificación, en el momento de la muerte


Como hemos visto previamente, nuestra salvación incluye cosas pasadas, presentes y futuras. La santificación se relaciona con el presente. La glorificación es lo que llega al cristiano en el momento de la muerte y abre las puertas de la eternidad.
2Ts 1:4 Con orgullo les contamos a las demás iglesias de Dios acerca de la constancia y la fidelidad de ustedes en todas las persecuciones y privaciones que están sufriendo.
2Ts 1:5 Y Dios usará esa persecución para mostrar su justicia y para hacerlos dignos de su reino, por el cual sufren.
2Ts 1:6 En su justicia él les dará su merecido a quienes los persiguen.
2Ts 1:7 Y Dios les brindará descanso a ustedes que están siendo perseguidos y también a nosotros cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo. Él vendrá con sus ángeles poderosos,
2Ts 1:8 en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús.
2Ts 1:9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder.
2Ts 1:10 Aquel día cuando él venga, recibirá gloria de su pueblo santo y alabanza de todos los que creen. Esto también los incluye a ustedes, porque creyeron lo que les dijimos acerca de él.
La Biblia habla aquí de lo que todos nosotros po demos ver por la observación del mundo que nos rodea. Es obvio que las cuentas de la vida no están saldadas a la hora de la muerte. Los cristianos son a menudo perseguidos mientras hombres malvados parecen prosperar. Este pasaje de la Escritura nos enseña que el mismo hecho de que existan en esta vida dichas desigualdades es prueba de que habrá un juicio de Dios, quien es perfectamente justo.
Jua 3:36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.
Una vez que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, se nos promete, no una salvación que terminará al fin de esta vida, sino una salvación eterna.
Sal 23:6 Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR viviré por siempre.
La palabra «casa» aquí estaría mejor traducida por «familia». Así, lo que este versículo enseña es que, una vez que he tcm.:lda a Cristo como mi Salvador, estaré en la familia de Dios, no sólo durante esta vida sino por la eternidad. Para el cristiano la muerte es como ir de un cuarto a otro de la misma casa.
Ecl 12:7 Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.
Observen la clara distinción que se hace aquí entre el cuerpo y el alma en el momento de la muerte.
La muerte física es la separación del alma y el cuerpo. 
Luc 23:39 Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».
Luc 23:40 Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte?
Luc 23:41 Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo».
Luc 23:42 Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Luc 23:43 Jesús respondió: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
El alma pasa inmediatamente con Cristo cuando el cristiano muere .
Hch 7:54 Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños.
Hch 7:55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
Hch 7:56 Y les dijo: «¡Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios!».
Hch 7:57 Entonces ellos se taparon los oídos con las manos y empezaron a gritar. Se lanzaron sobre él,
Hch 7:58 lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo.*
Hch 7:59 Mientras lo apedreaban, Esteban oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Hch 7:60 Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.
El alma pasa inmediatamente con Cristo cuando el cristiano muere.
2Co 5:6 Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor.
2Co 5:7 Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
2Co 5:8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.
El alma pasa inmediatamente con Cristo cuando el cristiano muere.
Observen que para el cristiano la muerte no es algo de temer, sino que nos da la entrada a algo que es mejor que lo Que ahora poseemos.
Luc 9:28 Cerca de ocho días después, Jesús llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a una montaña para orar.
Luc 9:29 Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca resplandeciente.
Luc 9:30 De repente aparecieron dos hombres, Moisés y Elías, y comenzaron a hablar con Jesús.
Luc 9:31 Se veían llenos de gloria. Y hablaban sobre la partida de Jesús de este mundo, lo cual estaba a punto de cumplirse en Jerusalén.
Luc 9:32 Pedro y los otros se durmieron. Cuando despertaron, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres de pie junto a él.
Luc 9:33 Cuando Moisés y Elías comenzaron a irse, Pedro, sin saber siquiera lo que decía, exclamó: «Maestro, ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías».
Luc 9:34 Pero no había terminado de hablar cuando una nube los cubrió y, mientras los cubría, se llenaron de miedo.
Luc 9:35 Entonces, desde la nube, una voz dijo: «Éste es mi Hijo, mi Elegido. Escúchenlo a él».
Luc 9:36 Cuando la voz terminó de hablar, Jesús estaba allí solo. En aquel tiempo, no le contaron a nadie lo que habían visto.
Moisés murió y fue enterrado alrededor de 1.500 años antes que este acontecimiento tuviera lugar: pero los discípulos inmediatamente reconociéronle aun cuando nunca le habían visto y aun cuando, según lo que sabemos, su cuerpo estaba todavía en su tumba.
Hch 7:59 Mientras lo apedreaban, Esteban oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Hch 7:60 Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.
El alma de Esteban estuvo inmediatamente con Cristo, pero su cuerpo se durmió.
1Ts 4:14 Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que hayan muerto.
Cuando un cristiano muere y su alma pasa inmediatamente con Cristo, la Biblia habla de su cuerpo como si estuviese dormido en Cristo. El Señor está tan interesado en nuestros cuerpos como en nuestras almas.