Píldoras espirituales

El día inicia, aunque, si eres como yo, hace horas que comenzó. El asunto es que no sabes qué te depare el día, seguramente te sorprenderá. 
Todo puede suceder, pero no todo pudiera parecer agradable. Sin embargo, ten paz, Dios está a cargo de tu día, de ti y de todo lo que suceda hoy.
Dios es fiel, sabe lo que hace contigo y lo que tiene que hacer alrededor tuyo para que cumplas el propósito de tu creación. Conserva tu confianza en Él y disfruta su fidelidad. De este modo, cuando termine el día, dormirás con una sonrisa y la paz de saber que estuviste todo el tiempo en sus manos.

“Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles” (Proverbios 26:13). La pereza y la cobardía se acompañan.
Quien pone excusas de por qué no trabajar o por qué no se puede hacer algo es un flojo, pero, además, es un cobarde. Considera peligros donde no existen, tiene argumentos del por qué fracasarán los sueños y huye de la responsabilidad como si fuese una bestia que quiere devorarle. En realidad, el perezoso se considera a si mismo como alimento del mal, frágil, inútil; así que decide fracasar antes de intentarlo, inventando a qué o a quién echarle la culpa. Algunos le creen más al mal que al bien y al no se puede que al todo es posible; son los que ven al diablo como si realmente fuese un león, olvidando que el verdadero León es el de la Tribu de Judá, el Mesías.
“La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla” -Benjamín Franklin.

No todas las cosas en esta vida nos hacen sentir bien; algunas hacen llorar, producen dolor, angustia y hasta desesperación. En el mundo hay aflicción, Jesús mismo lo dijo.
La voluntad de Dios es hacerte bien; sin embargo, en algunas ocasiones permite que lo que sucede, vaya más allá de hacerte bien, lo permite para hacerte mejor.
Una mejor persona. 
Y cuando esto sucede, la tristeza es remplazada por la alegría; el llanto por la risa; y la angustia por el entusiasmo. Sólo espera un poco más. Volverás a reír.
Si no te hizo bien, te hará mejor.

Notemos que Pedro no le dice al Señor que lo lleve sobre las aguas, sino  que le mande ir sobre las aguas. ¿Ves la diferencia?
Pedir que te lleve es pedirle que lo resuelva; mientras que pedirle que te mande es solicitarle el poder de realizar un tremendo milagro.
Cuando oras, ¿buscas la solución de tu problema o la autoridad de Dios para que tú lo soluciones?
No es lo mismo decirle: “haz un milagro” a solicitarle: “manda que haga un milagro”. Lo primero enfatiza tu necesidad, pero lo segundo enfatiza su autoridad: Quién es el Señor.
Lo primero muestra que tu corazón está en cierto deseo; pero lo segundo manifiesta que tu corazón está en su autoridad, en su señorío y admiras a Dios por su poder.
En los mandamientos de Dios existe el poder de hacer milagros.

Dios inventó la música y es un extraordinario compositor. 
Su Libro tiene 150 salmos con una enorme sensibilidad y también la mejor de las composiciones románticas de todos los tiempos, llamada “el Cantar de los Cantares”, además de muchas composiciones más. Es eminentemente musical.
Y precisamente debido a estas características de nuestro Dios es que te invito a cantarle una canción antes de que duermas. Puedes improvisarla según lo que venga a tu corazón o usar algo que ya conozcas, pero cántale. Él verdaderamente se emociona y lo disfruta. Te sonreirá.
…debes saber que, si lo haces sonreír o tocas su corazón, te bendecirá haciendo de tu vida algo hermoso.
Todavía te queda tiempo: cántale una canción a Dios antes de dormir y prepárate, Él podría cantarte a ti durante tu sueño.
ROBERTO TINOCO