Los demonios pueden tentarnos pero no pueden leer nuestros pensamientos. Aunque dada su gran inteligencia pueden conjeturar lo que pensamos.
Al ser seres más inteligentes que nosotros, deducen muchas más cosas y con más seguridad con muy pocos signos externos que lo que deduciríamos nosotros. Pero siempre hay que recordar que ellos están fuera de nuestra alma, sólo Dios puede leer nuestra alma. Aunque si uno mentalmente se dirige a un santo, angel o demonio, nos escuchan. Por eso la oración da lo mismo que se haga tanto oral como mentalmente. Por eso da lo mismo ordenar a un demonio que se marche mentalmente, que en voz alta. En distintos casos de posesión he observado que el demonio obedece órdenes dadas mentalmente.