“Las bandas de Daesh están dirigidas directamente por la inteligencia saudí y emiratí, y esto es conocido por los servicios de seguridad iraquíes; quienes actúen con negligencia ante este asunto son cómplices de estos crímenes”, alertó el responsable de seguridad del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak (Kataeb Hezbolá), Abu Ali al-Askari, en un comunicado publicado el domingo en su cuenta en Twitter.
El también portavoz de Hezbolá iraquí instó a las fuerzas populares Al-Hashad Al-Shabi a tomar el control de la situación, especialmente en la región norteña del país.
Agregó que en las provincias de Kirkuk y Nínive, ambas en el norte de Irak, los combatientes kurdos (los Peshmerga) facilitan el flujo de los grupos terroristas hacia las áreas en disputa.
En este sentido, Al-Askari pidió a Al-Hashad Al-Shabi que tenga cuidado con las conspiraciones de Estados Unidos y el régimen de Israel.
El funcionario se dirigió luego a los líderes del movimiento popular yemení Ansarolá y les urgió a apuntar directamente contra las infraestructuras de Arabia Saudí, especialmente sus instalaciones energéticas, y adujo que los recursos petrolíferos saudíes son la arteria principal para ofrecer ayuda financiera y armamentística a los terroristas.
Las advertencias de Hezbolá iraquí se produjeron luego de que los terroristas de Daesh atacaran las posiciones de la 19.ª División de la Policía Federal en la aldea de Tal Satih en el distrito de Al-Rashad, situado en el suroeste de Kirkuk. El ataque se saldó con la muerte de siete policías, además de dejar varios heridos.
Aunque Irak proclamó en diciembre de 2017 el fin de la guerra contra Daesh, remanentes de este grupo ultraviolento siguen operando en el país a través de células durmientes que efectúan ataques en el territorio iraquí, los cuales han ido en aumento en fechas recientes.
Para erradicarlos, el Ejército iraquí ha efectuado en los últimos meses varias operaciones de gran envergadura en las provincias de Kirkuk, Salah al-Din (centro) y Diyala (este), entre otras.
