El 15 de septiembre, Joe Biden de Estados Unidos, Scott Morrison de Australia y Boris Johnson del Reino Unido celebraron una cumbre trilateral virtual en la que firmaron un nuevo acuerdo para intensificar la cooperación militar entre ellos: AUKUS.
Con el acuerdo, entre otras cosas, Estados Unidos pasa a compartir su tecnología submarina de propulsión nuclear con Australia. El objetivo de la medida es intensificar los intentos de contener militarmente a China, aunque los tres países no lo dijeron directamente, señala el analista británico Tom Fowdy.
El pacto submarino, sin embargo, implicó que Australia cancelara abruptamente un acuerdo de 43.000 millones de dólares con Francia para la construcción de 12 submarinos nucleares. La decisión provocó la indignación de los altos funcionarios galos, quienes acusaron a Estados Unidos de traición.
"Es una verdadera puñalada por la espalda. Hemos entablado relaciones de confianza con Australia. Esta confianza ha sido traicionada. Hoy, estoy enojado por la ruptura de este contrato", declaró el ministro de Exteriores galo, Jean-Yves Le Drian.
El alto cargo consideró que la "decisión unilateral, brutal e impredecible es muy similar a lo que estaba haciendo [el expresidente de EEUU, Donald] Trump".
Cuando Biden llegó a la Casa Blanca prometió reconstruir los lazos con Europa, recuerda el autor. Se creía ampliamente que "todo lo que había salido mal con los lazos entre la UE y EEUU en los cuatro años anteriores había sido obra personal del errático, peligroso e insufrible presidente anterior". Sin embargo, Fowdy considera que ha sido un error de los políticos europeos creer que la salida de Trump de la Presidencia haría que las cosas volvieran a la "normalidad".
Inicialmente, Biden presionó para que Europa se volviera más compatible con su visión contra China, fomentando los lazos transatlánticos. El presidente incluso obtuvo algunos resultados. Semanas antes de que el demócrata asumiera la Presidencia, la UE y China alcanzaron un principio de acuerdo sobre inversión, el cual debería ampliar el acceso de las empresas europeas al mercado chino.
Estados Unidos se opuso al acuerdo en nombre de la "solidaridad transatlántica". Luego, el país norteamericano persuadió a la UE para que impusiera sanciones a funcionarios chinos por supuestas violaciones de los derechos humanos en la región autónoma Uigur de Xinjiang. La medida provocó una respuesta de Pekín, lo que llevó a los parlamentarios de la UE a congelar el acuerdo inversionista con el país asiático.
"¿Qué sucedió? Simplemente que Estados Unidos saboteó los intereses de Europa en pro de los suyos. La UE quizás supuso que las consecuencias repararían los lazos rotos con EEUU, pero no fue así. ¿Por qué? Debido a que el problema no era simplemente Trump, es Estados Unidos en general. Considera que Europa es una herramienta útil para cumplir sus órdenes, pero por lo demás no respeta sus intereses, y menos ahora que la responsabilidad recae en el Indo-Pacífico", escribió Fowdy.
Para el analista, el error estratégico de Europa fue creer que, pese a los desacuerdos, Estados Unidos trabajaría activamente con ellos en la cuestión china. El autor considera que la UE no vio lo que era obvio: después de haber tratado de reducir las tensiones con Rusia, EEUU ya no ve al continente como una prioridad.
"La minimización de Trump de la OTAN no se debió simplemente a su propia naturaleza errática, sino a una expresión de que los intereses estratégicos de Estados Unidos estaban cambiando y ya no se centrarían en Europa", escribió el columnista.
El incidente con los submarinos australianos es "un rudo despertar" que revela que todo ha cambiado y que Estados Unidos ahora ve al llamado Quad —Australia, Japón e India— como sus socios más importantes y mantiene también una "relación especial" con el Reino Unido.
El analista sostuvo que si Francia se toma en serio la "autonomía estratégica" europea, entonces debería ponerla en práctica y dejar de inclinarse ante Estados Unidos en la cuestión China. Fowdy pone de relieve que "es claramente obvio que hacer lo que Washington quiere solo beneficia a Estados Unidos a expensas de Europa".
"Si la UE no se organiza y resucita el acuerdo inversionista con China a la luz de esto, y refuerza sus propias capacidades de seguridad, entonces son realmente unos imbéciles", concluyó Fowdy.