El toldo de la marquesina que la iglesia usaba para las reuniones de adoración y oración fue rasgado, los muebles tirados al suelo y todas las Biblias quemadas.
Un miembro de la iglesia que vive justo al lado del terreno alquilado por la congregación al ayuntamiento de Marsella, explicó la magnitud de los daños.
“Nos pasó como una tormenta en pleno verano. Me llamaron para decirme que la marquesina estaba caída. Había llovido mucho en los últimos días, así que pensé que el suelo se había ablandado”. Pero al llegar pudo comprobar que se trataba de daños provocados por un ataque. “El daño probablemente lo hicieron el día anterior. No sabemos quién pudo haber hecho esto y no lo entendemos”, dijo François Santiago, pastor de la iglesia.
La marquesina se erigió a principios del verano, principalmente por razones sanitarias, para poder guardar más distancia entre los miembros que en el edificio de la iglesia contigua, pero ahora está inutilizable.
“Es una carpa de circo, la tenemos desde hace 30 años. Ver Biblias quemadas no es agradable. Es vandalismo, todo está roto”, señaló Laurent Castagna, el tesorero de la iglesia.
Hace tres años, alguien ya había incendiado el local en el mismo terreno. “Rompieron una ventana y le prendieron fuego. Pero los sifones de los fregaderos se calentaron tanto que explotaron y el agua apagó el fuego”, recuerda Castagna.
Ahora tendrán que recoger, tirar y reinstalar el lugar de culto para las alrededor de cien personas que asisten a la iglesia.
“Le pedimos a Dios que ilumine a estas personas. Jesús nos dice que amemos a nuestros enemigos y oremos por aquellos que nos persiguen. Oramos a Dios pidiendo que se encuentren con Cristo”, concluyó el pastor Santiago.
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