Lo que hasta hace poco más de un año era seguro, hoy se ha volatilizado. Lo que hasta hace unos meses se daba por hecho, hoy ha sido sustituido por nuevas normas, nuevas formas de interactuar y, en definitiva, de vivir. Ese cambio, unido a la alta percepción de riesgo y al sufrimiento que han tenido que experimentar miles de personas en todo el mundo, se ha traducido en un crecimiento de la religiosidad, sobre todo en los meses más duros de la pandemia en los que la mayoría de la población mundial permanecía confinada en sus casas.
Según un estudio llevado a cabo por 'Pew Research' este verano, Estados Unidos y España son los países -de los 14 económicamente desarrollados investigados con más de 14.000 personas- donde el coronavirus ha reavivado la fe de forma general. En concreto, un 16% (1 de cada 6) de los encuestados españoles aseguraron que su fe se ha fortalecido durante la pandemia; porcentaje que asciende al 28% en el caso de los estadounidenses.