Israel derribó hoy varias viviendas de familias beduinas en diferentes aldeas del desierto del Neguev, algunas de ellas "no reconocidas" por el Estado.
Según informó a Efe la ONG de derechos humanos israelí Adalah, al menos cinco casas fueron demolidas en las aldeas de Al-Zarura, Um-Methnan y en el área de Tseise por acción de varias excavadoras que llegaron a la zona escoltadas por la Policía israelí, información que esta confirmó.
De acuerdo a la ONG, en al menos uno de los casos la familia había recibido una orden de demolición administrativa "que no posibilita a los receptores protegerse, ya que la demolición se ejecuta en pocas semanas, incluso sólo en una", señaló Jalil Alamour, investigador de Adalah.
El otro tipo de proceso al que hacen frente los beduinos de la región "permite a los afectados acudir a los tribunales para intentar detener la orden de demolición" una vez han recibido la notificación, aclaró Jalil.
Según el trabajador, en la región del Neguev "siempre tienen demoliciones. De manera habitual, al menos una vez a la semana. Pero en términos generales, contabilizamos que unas mil viviendas son destruidas cada año".
La comunidad beduina de Israel está integrada en su mayoría por palestinos con ciudadanía israelí, y sólo en el sur se calcula que viven unos 200 000 en ciudades y aldeas, treinta y cinco de las cuales no están reconocidas.
El pasado año varias protestas hicieron frente a la implementación del Plan Prawer, aprobado en 2011 y readaptado en 2013 en un intento de regular la situación de los beduinos que habitan en las aldeas no reconocidas de la zona.
Según el Gobierno israelí, la iniciativa es considerada parte de un proyecto más amplio que tiene como misión impulsar el desarrollo económico y social en el área meridional del país, mientras que sus detractores advierten de que sólo sirve para desposeer a más de 40 000 beduinos de su tierra y empobrecer aún más a la población.
Aunque suspendido hasta la fecha desde diciembre, Alamour sostuvo que las frecuentes demoliciones de casas "son la continuación del Plan Prawer".
"No ha habido ningún cambio; se sigue la misma política, el mismo proceso legislativo pero ellos (el Gobierno) actúan como si nada sucediera. Quieren moverles, forzarles a que se vayan a las ciudades, a otros lugares", expuso. EFE