
El sacerdote católico irlandés Francis Paul Cullen, de 85 años, detenido en Tenerife en 2012 y extraditado al Reino Unido por delitos de pederastia, fue condenado ayer a 15 años de cárcel por abusar de menores en Inglaterra entre 1957 y 1991.
El religioso, retirado de sus labores desde hace 23 años, abusó de cinco niños, todos ellos monaguillos, y de dos niñas, de entre 6 y 14 años.