Hace unos años Samantha Lamb, de 41 años, hizo algo muy especial por la vida de su marido, Andy. Él necesitaba un riñón, ya que sufría insuficiencia renal, para poder seguir viviendo, ya que estaba muy delicado a pesar de recibir diálisis. Y ella se lo donó. Pero del amor al odio hay un solo paso.
Samantha perdió varios kilos antes de la operación para asegurarse de que estaría lo suficientemente sana para llevar a cabo la donación. El trasplante se llevó a cabo en octubre de 2009. La situación de los Lamb despertó la curiosidad de la BBC, que filmó todo el proceso, según explica la edición digital del Daily Mail.
Años después, sin embargo, la pareja se separó debido a que Samantha sospechaba que su marido estaba liado con una de sus amigas, aunque él lo niega.
Andy abandonó a su esposa en agosto de 2012 y dejó la casa conyugal de noche, aprovechando que Samantha tenía turno de trabajo esa noche. Se llevó la televisión y el equipo de música, entre otras cosas, según relata ella.
Ahora, a la señora Lamb le gustaría recuperar el órgano para "dárselo a una persona que lo mereciera más".
La pareja, de Ivybridge, Devon (Reino Unido), se conocieron cuando ambos eran conductores para una empresa de ambulancias privadas y empezaron a salir en 2004. En 2007 se casaron. Rápidamente, Andy empezó a depender de la sesiones de diálisis para salir adelante. "Necesitaba un nuevo riñón o moriría. Iba a diálisis tres veces a la semana", recuerda Samantha.
Lamb lamenta haber donado el riñón a su marido y le gustaría tenerlo de nuevo. "Le odio. Querría tenerlo otra vez para dárselo a otra persona que lo merezca más". "Ahora, todo lo que quiero de él es su firma en los papeles de divorcio", sentencia Samantha.
ProtestanteDigital |