
Antes de la llegada del tifón, varias ONG se desplazaron a la zona, puesto que los expertos preveían que Leyte sería muy afectada por el tifón, pero poco pudieron hacer para ayudar a los 218.000 habitantes de Tacloban durante las más de seis horas que la tormenta azotó la ciudad.

Lynette Lim, cooperante de la ONG Save the Children, vivió en primera persona el caos que en la ciudad cuando "Haiyan" la alcanzó.
"La tormenta fue enorme, había ventanas estallando constantemente, tejados que salían volando, desperdicios por todas partes. En mi vida he visto nada igual", explicó Lim, que recuerda como la tormenta duro seis largas horas.

Para mediodía del viernes, ya había saqueos por toda la ciudad: "La gente iba a supermercados, tiendas, farmacias... Prácticamente se llevaban todo lo que podían, porque no había ningún tipo de ley ni orden y ellos necesitaban la comida y el agua", comenta Lim.
La cooperante abandonó ayer Tacloban en un avión militar, ya que el aeropuerto está cerrado para los vuelos comerciales tras sufrir graves daños: "En el aeropuerto hay familias enteras con niños enfermos que suplican a los militares que les dejen subirse a sus aviones para salir de la zona", apunta. Por su parte, el director de Save the Children en Filipinas, Ned Olney, explicó que el paisaje de la costa "ha cambiado radicalmente" y que "no queda absolutamente nada en pie".
"Es una situación extrema. Estamos viendo como el número de víctimas mortales y de heridos no para de aumentar, y eso que estamos hablando solo de la provincia de Leyte", asegura Olney.
El portavoz de la ONG explica que los equipos de rescate todavía no han conseguido desplegarse por completo, por lo que aun hay muchas zonas de las que no se conoce la situación real.