Con la intención de prevenir divisiones en el seno de la Iglesia Luterana por tal decisión, la mayoría de autoridades eclesiásticas apuesta por introducir a la ceremonia una simple liturgia que acompañe al matrimonio civil, una propuesta que no ha amedrentado la posición de la minoría de obispos conservadores.
La iniciativa otorga aún más la consideración de Noruega como uno de los países europeos más liberales, la adopción por parte de parejas homosexuales, permitida desde 2009, así como el hecho que la Iglesia Luterana autorice la ordenación de homosexuales son pruebas palpables de esta condición.