Israel rechaza las exigencias del grupo palestino Hamás de un cese de las hostilidades a cambio de la liberación de los rehenes, declaró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
"Hasta ahora hemos traído a casa a 110 rehenes y pretendemos traerlos a todos de vuelta. Estoy trabajando sin descanso en esto. Pero seamos claros: rechazo categóricamente las condiciones (...) de Hamás", afirmó Netanyahu, citado por el periódico Times of Israel.
De acuerdo con el primer ministro, Hamás, a cambio de la liberación de los rehenes, exige el cese de las hostilidades y la retirada de las tropas israelíes de Gaza.
El pasado 7 de octubre, el movimiento palestino Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, causando unos 1.200 muertos y cerca de 5.500 heridos y capturando a unos 240 rehenes.
En represalia, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques masivos contra las instalaciones civiles y otras en Gaza, al tiempo que imponía un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible. El 27 de octubre, Israel lanzó una incursión terrestre a gran escala en la Franja de Gaza.
Los ataques israelíes dejaron hasta la fecha más de 25.000 muertos y casi 62.700 heridos en el enclave palestino.
Del 24 de noviembre al 1 de diciembre, durante una tregua humanitaria pactada con la mediación conjunta de Catar, Egipto y Estados Unidos, se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre. Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Unos 130 rehenes todavía permanecen cautivos en Gaza.
Al expirar la tregua, las operaciones bélicas se reanudaron y el flujo de ayuda humanitaria que llega al sur del enclave palestino desde Egipto se redujo nuevamente a una quinta parte de lo que Gaza recibía antes de esa guerra, según la ONU.
Rusia y otros países instan a Israel y Hamás a pactar un alto el fuego y abogan por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.