El Comando de la ONU, responsable de vigilar el cumplimiento del armisticio después de la Guerra de Corea en los años 1950, debe disolverse para "evitar el inicio de una nueva guerra y defender la paz y seguridad en la península de Corea", declaró este lunes el Instituto para el Desarme y la Paz del Ministerio de Exteriores norcoreano, citado por la agencia estatal KCNA.
De acuerdo con el comunicado, el comando no representa "más que un instrumento de confrontación de EE.UU., porque no tiene nada que ver con la ONU". Haciendo referencia a la primera reunión de las autoridades de Defensa de Corea del Sur y otras naciones dentro de este formato, que se celebrará el martes, el instituto destacó que el comando "vuelve a revelar su natura agresiva, buscando preparar una declaración de confrontación simulando la segunda Guerra de Corea".
Además, Pionyang recuerda que en 1975 la Asamblea General de la ONU aprobó dos resoluciones que estipularon la disolución del comando y la retirada de las tropas estadounidenses de la región. Citó también a dos antiguos secretarios generales de la ONU, Butros Butros Ghali y Kofi Annan, quienes subrayaron que el organismo no está bajo el control de Naciones Unidas, sino de Washington.
"No obstante, el Comando de la ONU ha persistido durante varias décadas y ahora se reactiva como un instrumento de guerra plurinacional, encabezado por EE.UU. Se trata de graves acontecimientos que ponen en peligro la seguridad en la región Asia-Pacífico, la península de Corea incluida", reza el comunicado. Agrega que junto con los ejercicios a gran escala entre Washington y Seúl, esta reactivación del comando representa "un esquema peligroso de encender una nueva guerra de agresión contra la RPDC [República Popular Democrática de Corea]".
"La comunidad internacional debe aumentar la vigilancia contra los movimientos militares de EE.UU. y sus vasallos, dirigidos a traer una nueva nube de guerra a la península de Corea y a la región, así como condenar y rechazarlos resueltamente para salvar al mundo del holocausto de una guerra termonuclear", concluye el instituto.