Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que Él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras, tocante a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que fue hecho de la simiente de David según la carne, y que fue declarado ser el Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, por quien recibimos la gracia y el apostolado, para obediencia de la fe en todas las naciones, por su nombre; entre los cuales estáis también vosotros, los llamados de Jesucristo.
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos. Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.