Las condiciones meteorológicas pueden afectar drásticamente el desarrollo de la estancada contraofensiva ucraniana, según declaró este martes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, en una reunión informativa.
"El tiempo no es nuestro amigo, tenemos de seis a ocho semanas más de buen tiempo aquí antes de que las cosas realmente se pongan difíciles para ambas partes", comentó Kirby, añadiendo que por este motivo Kiev necesita más apoyo del Congreso estadounidense.
Asimismo, el alto funcionario aseguró que Washington es consciente de que la contraofensiva "no ha ido tan lejos como incluso los ucranianos quieren", destacando que todavía hay una "lucha violenta" en dos grandes líneas en el frente; una en la zona del Donbass y otra al sur de la provincia de Zaporozhie.
Las autoridades ucranianas han advertido en repetidas ocasiones de su intención de continuar la ofensiva en otoño e incluso en invierno. "Los combates continuarán de un modo u otro. Es más difícil luchar con frío, humedad y barro. Los combates continuarán", prometió Kiril Budánov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania.
Medios occidentales han reportado sobre los peligros que suponen para Kiev la ralentización de la contraofensiva, ya que la falta de avances en el campo de batalla podría provocar una disminución del apoyo de sus aliados.
Según publicó la semana pasada The New York Times, las tropas rusas en el campo de batalla superan en número a las ucranianas en una proporción de casi tres a uno, mientras que "los densos campos de minas y las fortificaciones rusas han hecho que cada ataque sea extremadamente costoso".
"La ralentización conlleva enormes riesgos para Ucrania. Si parece improbable que recupere amplias zonas del país, el apoyo occidental podría disminuir, ya sea por falta de voluntad política o por falta de disposición a donar más armas", señaló el medio estadounidense.