De acuerdo con los economistas citados por medios estadounidenses, como primer punto, la ola de gasto de los consumidores podría estar perdiendo fuerza a medida que los ahorros del público —que los locales acumularon durante la pandemia de COVID-19—se están degradando. Dado que el consumo personal constituye aproximadamente el 70% de la economía del país norteamericano, una disminución del gasto significaría problemas para su economía.
Segundo, los precios del petróleo están subiendo nuevamente. Los precios del combustible han subido a más de 90 dólares por barril y esta semana alcanzaron máximos de 10 meses. Algunos analistas de Wall Street no descartan que el índice de referencia Brent pueda alcanzar los 100 dólares "por un corto tiempo", en medio de recortes de producción y tensiones geopolíticas. Según los medios estadounidenses, los precios de la gasolina parecen acercarse a los 4 dólares por galón en promedio: el dolor en el surtidor puede enfriar aún más el gasto de los consumidores.
Además, los precios elevados de la energía pueden acelerar la inflación, lo que llevaría a la Reserva Federal a mantener las tasas altas durante bastante tiempo. No es ningún secreto que los altos costos de endeudamiento obstaculizan el crecimiento económico.
En julio, la Reserva Federal aumentó el tipo de interés en 25 puntos básicos, hasta el 5,25%-5,5%. Tras los aumentos, la tasa promedio de las tarjetas de crédito es ahora de más del 20%, un máximo histórico. Aunque esta semana se espera que el banco central estadounidense se salte una subida de tipos de interés, no se descartan nuevas subidas más adelante.
Tercero, en medio de los aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal, los bancos han restringido los préstamos a las empresas. Según la prensa estadounidense, una serie de bancos nacionales han endurecido las normas para los préstamos comerciales e industriales. Y los préstamos comerciales son esenciales para el crecimiento económico.
Mientras se avecinan problemas para la economía estadounidense, la Administración Biden continúa haciendo caso omiso de las advertencias de recesión. Esto es bastante comprensible dado que Joe Biden anunció que buscaría la reelección en 2024. Así, el mandatario afirma que Bidenomics, como se conoce a su política económica, funciona, mientras que sólo el 36% de los estadounidenses aprueban el manejo de la economía por parte del político demócrata.
Mientras tanto, el comité del ciclo económico de la Oficina Nacional de Investigación Económica, conocido como "el árbitro oficial de las desaceleraciones estadounidenses", define "una recesión" como una disminución sustancial de la actividad en toda la economía del país con duración de más de unos pocos meses.
Según los medios estadounidenses, declarar tal evento puede llevar hasta 21 meses, ya que el comité evaluaría diversos datos y sopesaría todos los pros y contras. De cualquier manera, si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces, probablemente sea un pato, sin importar cómo lo llamen el Equipo Biden y las agencias federales de EEUU.