Nouriel Roubini, que predijo la crisis de 2008, pronostica que la economía mundial se encontrará en una situación peor que la de los años setenta, ya que la estanflación se combinará con los problemas de deuda, informó 'Bloomberg'.
"Será peor que en los años setenta. Porque en los años setenta tuvimos dos shocks de estanflación y una caída de la inflación, pero los ratios de endeudamiento eran del 100% del PIB para los sectores privado y público con economías desarrolladas. (...) Así que pudimos suavizar la política monetaria y fiscal como queríamos. Hoy en día, nuestra relación deuda/PIB es del 350% del PIB mundial, el 420% en las economías avanzadas", afirmó Roubini.
En su opinión, si hay una recesión, no será corta y poco profunda, "será un colapso y entonces habrá dificultades financieras, crisis financieras y de deuda. (...) Será aún más fuerte porque el dólar se está fortaleciendo frente al euro y la tasa de inflación en Europa ya alcanzó los dos dígitos". Además, destacó que Europa depende de las importaciones de China.
Entre las principales razones de la situación actual, el economista citó el COVID-19, el conflicto entre Rusia y Ucrania y la política exterior de China. Como resultado, el crecimiento económico se ralentizará y el coste de los alimentos seguirá aumentando, añadió Roubini.
Por su parte, la doctora en Economía y directora del Departamento de Macroeconomía y Modelización de Sistemas Regionales del Instituto Central de Economía y Matemáticas de la Academia de Ciencias de Rusia, Elena Ustiuzhánina, comentó a Sputnik las previsiones del economista, declarando que sus temores están justificados.
"Su juicio parece ser correcto. Si los lazos de cooperación se rompen y las tasas de crecimiento caen, la estanflación es casi inevitable. La estanflación, a su vez, conduce a la quiebra de una serie de empresas, lo que tiene un efecto en cadena sobre sus contrapartes. La solvencia tanto de las empresas como de los hogares se reduce. Como consecuencia, hay una crisis de la deuda", apuntó Ustiuzhánina.
Al mismo tiempo, enfatizó que las estimaciones de la magnitud de la crisis que se avecina son discutibles. Según ella, mucho depende de las medidas que tomen las instituciones financieras.